Devenir histórico del templo

La Orden de Santo Domingo vino a Murcia en tiempos de la reconquista de la ciudad a los musulmanes en el siglo XIII. En 1270 el rey Jaime I otorgó a los religiosos dominicos unos terrenos en lo que hoy es el Teatro Romea y su entorno, construyéndose el Convento de Santo Domingo, de fundación Real, y su primitiva iglesia.

En el convento hubo cátedras de artes y teología, y de lenguas árabe y hebrea. Fue escuela conventual dedicada a los estudiantes dominicos. Cuando los Jesuitas regresan a Murcia en 1871, después de la expulsión de la Compañía de Jesús en tiempos de Carlos III, los Dominicos han abandonado su presencia en la ciudad.

El convento fue suprimido en la desamortización de 1835 y el edificio posteriormente demolido, excepto la iglesia. En 1886 la Cofradía del Rosario cede a los Jesuitas, para su reconstrucción, la actual iglesia de Santo Domingo, encargándose la Compañía de Jesús de su culto desde entonces.

La victoria de la Armada cristiana, al mando del almirante D. Juan de Austria, sobre el turco Solimán en la Batalla de Lepanto, año 1571, atribuida a la Virgen del Rosario, supuso que a partir de esta fecha empezasen a proliferar las capillas dedicadas a esta devoción mariana.

El Papa Gregorio XIII instituye la festividad de la Virgen del Rosario con motivo de la victoria naval de Lepanto. En el siglo XV ya existía una Capilla de la Cofradía del Rosario en Murcia, en el mismo lugar que la actual. La Cofradía decide ampliarla de acuerdo con el Provincial de la Orden de padres dominicos Fray Vicente Calvo, el 5 de noviembre de 1543. El 27 de diciembre de 1549 se acordó que se acabase de hacer la portada, y a finales de 1550 se concluyó el muro que da a la Plaza de Santo Domingo.

En mayo de 1551 se nombran obreros y en julio del mismo año se designa Maestro supervisor de las obras a Juan Rodríguez, con derecho a ser enterrado en dicha Capilla. El 5 de abril de 1575 fue consagrada siendo Obispo de Cartagena el Ilmo. Sr. D. Gonzalo Arias.

Nombres propios

En el suelo de la Iglesia, en lo que debió ser la antigua Capilla mayor, parece que se encuentra la sepultura del historiador murciano Licenciado Francisco Cascales (1564-1642), y aunque dicha sepultura todavía no se ha localizado, sabemos este dato por una lápida que se encuentra a la derecha de la entrada de la iglesia.

El pintor Mateo Gilarte, cofrade de mérito del Rosario desde 1660, pinta para la Capilla del Rosario de la Iglesia de Santo Domingo diversas pinturas al fresco y cuatro grandes lienzos.

Los Marqueses de Almodóvar, bienhechores de la Cofradía del Rosario, encargan el cuadro de la Batalla de Lepanto en 1603. Su palacio conecta directamente con la Capilla a través del Arco de Santo Domingo.