Free cookie consent management tool by TermsFeed La Malagueña - Región de Murcia Digital
MURCIAJONDA

La Malagueña

La Malagueña

Paco Vargas
Paco Vargas

    La malagueña es dulzura y fuerza, melodía perfecta y dominio de la voz, compás libre sin caer en la anarquía, reina de los tonos medios  bajos sin cuyo dominio no es posible redondear cante de tan difícil ejecución, matiz musical llevado al límite, conocimiento exacto de sus muchos y variados estilos, tradición y evolución, mensaje de amor y muerte, actitud estoica ante la vida... La malagueña es el final de un proceso que comienza en el fandango verdial y termina en ella, acrisolada por los fandangos abandolaos, que alcanzan su máxima expresión en los cantes de Juan Breva, con la sola excepción de la malagueña de ElMellizo, estilo que parece romper la natural cadena evolutiva. En todos los demás, con más o menos claridad, su evolución sigue el camino señalado con anterioridad. Hablar de estilos de malagueñas es tarea ardua porque quizás sea uno de los cantes que más variantes tiene y tal vez al que más aportaciones personales han hecho los artistas. En el cante por malagueñas se da, como en ningún otro, esa condición intransferible del flamenco que es la individualidad. En él prima lo personal sobre lo geográfico: no se habla de malagueñas de este o aquel lugar —hasta las perotas o de Álora se concretan en cantaores de la tierra-, sino de malagueñas al estilo de tal o cual cantaor o cantaora. Tan es así, que encontramos creadores o recreadores de malagueñas, aunque no todos ciertos, por toda Andalucía y hasta fuera de ella; si bien es verdad que todos o casi todos bebieron de la fuente única y primigenia que se encuentra en Málaga y su provincia.

    Precisamente, son los cantes de Juan Breva, que no creó estilo de malagueña alguno, los que abren “Antología de la Malagueña”, obra reciente del cantaor granadino Alfredo Arrebola, cuya larga y prolífica obra, tanto literaria como cantaora, no necesita de presentación dado que el veterano cantaor es de sobra conocido en los ambientes flamencos de España y hasta de fuera de ella. A los estilos del cantaor veleño le siguen once maneras diferentes de interpretar la malagueña cuales son los de El Niño de Vélez, de Baldomero Pacheco –el denominado por mí como de El Pena-,  El Canario,  La Trini (“Ni la mires ni la pises”), de Chacón (“Y te tengo que querer”), de El Mellizo, de Fosforito el Viejo (“La vía por aborrecerte”),  El Chato de las Ventas,  El Maestro Ojana, de Chacón (“Que te quise y que te quiero”) y la mal llamada “Malagueña totanera”, pues en realidad es una malagueña de Chacón (“Dices que andas quitando”). Los cantes referidos pertenecen a una antigua grabación que hiciera Alfredo Arrebola junto al guitarrista malagueño Enrique Campos, hoy prácticamente retirado del flamenco pese a su demostrada calidad y su juventud, que ha sido remasterizada e incluida en el volumen 1 de la obra. El volumen 2 recoge trece estilos distintos a los anteriores, grabados en el estudio discográfico junto a los jóvenes guitarristas Ramón del Paso y Andrés Cansino, el uno de Granada y el otro de Málaga, que llevan al cantaor en volandas por los siempre difíciles caminos del cante por malagueñas como los de Concha la Peñaranda, Juan Trujillo “El Perote”, María la Chilanga, Diego “El Perote” –también conocido como “El Pijín”-, de Diego “El Personita –de Linares-, de La Trini (“Mi vida es un erial”), de El Caribe –estilo de características primitivas hoy casi desaparecido-, de Chacón (“A qué tanto me consientes”), de Fosforito el Viejo (“Desde que te conocí”), de El Niño del Huerto –cantaor de Fuengirola que conocimos a través de Manuel Vallejo y de Juan de la Loma-, de Fernando el de Triana, la malagueña-granaína, erróneamente titulada por Mairena como malagueña de Manuel Torre, y la malagueña de Cipriano Pitana –de Cártama-, que cierra esta antología, una obra que queda como definitiva –de momento- y que merece la pena escuchar.

Paco Vargas