La incapacidad de los gobiernos de la época de Isabel II de hacer frente a las crisis económica, política y social abocó en la Revolución de 1868 con la que se inició el Sexenio Democrático (1868-1874), durante el cual se intentó implantar un liberalismo democrático que permitiera la participación política a las clases media y obrera, que  hasta entonces habían estado alejadas del poder. Fue la etapa más democrática pero también la más turbulenta del siglo XIX debido, principalmente, al desacuerdo entre progresistas, demócratas y republicanos de cómo llevar a cabo el proyecto democratizador. Tan sólo en los seis años que duró, España experimentó con dos formas de gobierno: la monarquía constitucional con un rey extranjero, Amadeo de Saboya, y la república.

Durante la I República, Murcia fue una de las provincias donde triunfó el movimiento cantonal, en varias localidades se destituyeron las autoridades locales y se crearon Juntas Revolucionarias. En julio de 1873 fue proclamado El Cantón Independiente de Cartagena contando con el apoyo del Arsenal y de la flota española que estaba amarrada en el puerto. Durante los seis meses de su existencia se editó El Cantón Murciano, que tenía una periodicidad diaria y era el órgano de los federales insurrectos, por lo que se puede afirmar que el episodio cantonal es uno de los primeros que precisa la consulta de la prensa para afrontar de forma rigurosa su estudio. El gobierno central asedió y bombardeó la ciudad hasta su rendición en enero de 1874 tras el golpe de estado del general Pavía. Estos hechos dejaron muy debilitada la I República que se mantuvo, al menos nominalmente, hasta diciembre del mismo año momento en el que se produjo el golpe militar del general Martínez Campos y fue proclamado rey de España Alfonso XII, iniciándose así el período de la Restauración.

La Constitución de 1869 defendía como uno de los derechos inherentes al hombre la libre expresión del pensamiento por la imprenta, prohibía la censura previa y todo mecanismo preventivo de cualquier tipo. En este panorama que proporcionaba un estado de libertad para la prensa desconocido hasta entonces, surgieron en la Región muchas publicaciones periódicas políticas, satíricas y culturales. Entre los periódicos políticos, los había de todas las tendencias: democráticos como El Huracán (Lorca 1868), Diario Democrático de Cartagena, El Eco del Pueblo (Murcia 1869); republicanos, por ejemplo La Traca y Perico el de los Palotes (Murcia 1868), El Radical (Cartagena 1869), El Zorongo (Murcia 1870), El Obrero (Murcia 1871), La Avanzada (Lorca 1872); conservadores como El Buen Deseo (1868), El Aguijón (Murcia 1870), El Ideal Político (Murcia 1871) o El Noticiero (Murcia 1872); liberales: Adelante o El Arco Iris (Murcia 1868),etc. También fueron numerosas las revistas culturales y literarias como el Ateneo lorquino (Lorca 1871), Cartagena Ilustrada (Cartagena 1871) que fue la primera publicación ilustrada de la Región, y las publicadas en Murcia en 1871: La Ilustración Murciana, El Aura Murciana, y en 1872: El Chocolate, La Violeta, etc.

Pero los levantamientos republicano-federales y el inicio de la nueva guerra carlista en 1872 llevaron a la suspensión de las garantías constitucionales, dándole facultad a las autoridades para suspender las publicaciones que movieran o incitaran contra el Estado, el orden público y la seguridad interior y exterior. Tras el golpe de Pavía aumentó el control administrativo y se recrudecieron las medidas represivas con la Circular de 1874 que ordenaba a los gobernadores civiles la suspensión de publicaciones periódicas carlistas y cantonales, y todas aquellas que dificultasen el mantenimiento del orden público.

Ante el fracaso de los intentos democratizadores de este periodo, se volvió a  restaurar la monarquía borbónica. Los moderados, mejor organizados, consolidaron un régimen estable que les aseguraba el poder e impedía a las clases populares acceder al gobierno.