El caserío protegido por la fortaleza se encontraba parcialmente rodeado por una muralla, que salvaguardaba los sectores más desfavorecidos de la ladera y estaba formada por dos tramos que partían de la alcazaba que coronaba el monte. Uno de ellos rodea el núcleo septentrional y el segundo, mucho más largo, cierra los flancos occidental y meridional. Todo el recinto amurallado estaba reforzado por torreones, la mayor parte de planta cuadrada o rectangular, que guardaban las zonas más accesibles para el enemigo. La mayoría de los lienzos de muralla de Siyâsa poseen escasa solidez, debido a la utilización de materiales pobres obtenidos a pie de obra, sin apenas elaborar. Se trata de una muralla menos sólida pero muy similar a la de la mayor parte de poblaciones de altura, los hisn. Sin embargo, su exigua factura e irregularidad la alejan de modelos urbanos en llanura, tales como la muralla de Murcia, a pesar de que disponían de cal para fortalecer el tapial, empleándola tan solo en contadas ocasiones.

   Parece que existían, al menos, dos entradas principales a Siyâsa, una de ellas quedaría ubicada en el tramo de muralla que desciende de la alcazaba por el norte, mientras que la segunda se situaría cerca del cementerio, en la zona sureste del poblado. Bajo un arco de herradura, la estructura de estas puertas estaría formada por tablones verticales y contarían con dos hojas que siempre abrirían hacia adentro, sin decoración. Ambas hojas incorporarían en su zona interior dos tablones a modo de travesaño horizontal para reforzarla, consolidados con clavos de metal, así como un gran travesaño exento que actuaba como cierre y unión de las dos hojas.

   Estructura constructiva

   La muralla se realizó sin ningún tipo de cimentación, asentada sobre un zócalo de mampostería encofrada con yeso o grandes piedras sin labrar en sus lados exteriores. Sobre este zócalo relleno de cascotes, arcilla y graba se levantaba una obra de tapial con las caras de hormigón y el interior relleno de tierra. La construcción es similar a la de los muros de las casas del poblado o el albacar de la alcazaba, a excepción de las dimensiones.

   Existen algunas zonas de la muralla que fueron realizadas con un tapial de más fuerza, de mortero de cal al exterior en lugar del habitual de yeso y piedra, lo que posiblemente se deba a un mayor interés por defender un punto débil de la ladera. También muchas casas de la población reforzaron su parte trasera para actuar como muralla defensiva. Los tramos donde la muralla era más sólida, los más débiles ante un ataque enemigo podían estar complementados con almenas en su zona superior y un paso de ronda, de esta forma la vigilancia reforzaría la sensación de defensa de las construcciones.

   Actualmente se conservan varios tramos de muralla muy deteriorados, así como la base de algunos torreones, en concreto ocho de ellos con estructuras circulares, cuadradas y rectangulares. En las ruinas del despoblado siyâsí se ha descubierto un tramo de muralla de aproximadamente 85 metros que se prolonga hacia el este y que podría pertenecer al pequeño asentamiento que dio origen a Siyâsa. Las piedras de sus muros fueron utilizadas para la construcción de nuevas casas en dicha población islámica.