Enterramiento en urna con ajuar de La Bastida [La Bastida de Totana]
Enterramiento en urna con ajuar de La Bastida
Anillos, pendientes y brazaletes argáricos [La Bastida de Totana]
Anillos, pendientes y brazaletes argáricos


  A comienzos del siglo XX Manuel González Simancas recopiló los datos patrimoniales de la Región de Murcia y se refirió a La Bastida de la siguiente forma: "Sólo quedaban allí algunas lajas de las deshechas sepulturas y fragmentos de urnas cinerarias de los que recogí unos pedazos... uno de ellos conservando el pezoncillo decorativo. Las dos clases de cerámica son de color rojo en las capas superficiales y de entonación gris en la masa inferior, diferencias debidas a deficiencias en la cocción, y en una de ellas se encuentra la mica en gran cantidad".

  Tras las excavaciones de los hermanos Siret y el interés surgido en Almería por la Cultura Argárica, sería Juan Cuadrado Ruiz quien, entre 1927 y 1928, contribuiría a la investigación del yacimiento de La Bastida con nuevas excavaciones, realizando también algunas campañas durante la Guerra Civil Española, aunque la dificultad de las circunstancias hizo que no se publicaran las memorias de estos trabajos.

  Renace el interés por el poblado de La Bastida

  En la década de los cuarenta Julio Martínez de Santa Olalla, miembro del Seminario de Historia Primitiva de Madrid, dirigió nuevas excavaciones en La Bastida. Al excavar y limpiar lo anteriormente investigado identificó 13 estancias, más de un centenar de inhumaciones repartidas en diferentes tipologías (urnas, cistas o cenotafios) y una selección de material cerámico, así como otros objetos pertenecientes a diversos ajuares funerarios. Otra de las aportaciones de los trabajos de Santa Olalla fue la documentación fotográfica y la labor emprendida en el campo de la planimetría, a través de un tratamiento prácticamente científico. 

  En la década de los 40 Vicente Ruiz Argiles y Posac Mon acometieron otra excavación, relacionada con el Seminario de Historia Primitiva del Hombre, logrando un avance sobre los descubrimientos realizados en las campañas anteriores, ampliando la zona estudiada y descubriendo nuevas estancias. En la campaña del verano de 1948 se excavó un área de un total de 160 metros cuadrados, comprendiendo varias cuadrículas y parte de los departamentos XVIII y XIX. Los materiales que se recogieron en el departamento XIX fueron fragmentos de cerámica de todas las clases, algunas piedras de molino, morteros y un hacha pulimentada. En este lugar también se encontraron las sepulturas 12 (cista rica en ajuar) y la 13 (urna doble).

  En la cuadrícula A, 12 apareció la sepultura en urna número 14 y partiendo de este lugar se hallaron gran número de huesos de animales, circunstancia que llevó a barajar la posibilidad de que la zona tuviese un uso diferente a los departamentos XIX y XVIII, abordados también en esta campaña. Todo lo excavado en el departamento XVIII se hallaba completamente intacto, disponiendo de once sepulturas, diez en urna y una en cista, esta última acogía el esqueleto deteriorado de un adulto en cuclillas, decúbito dorsal, siendo la única inhumación que ha dado un esqueleto en tal posición.

  Un trabajo de investigación de referencia para La Bastida

  El trabajo que mayor repercusión ha tenido en la investigación de La Bastida durante el siglo XX ha sido el de Vicente Lull, a tenor de la publicación en la década de los ochenta del libro 'La Cultura del Algar (un modelo para el estudio de las formaciones económico-sociales)'. La obra de Lull revisa los estudios predecesores sobre La Bastida y plantea nuevas hipótesis, relacionando el yacimiento totanero con otros poblados argáricos conocidos. La sección dedicada a La Bastida supuso un avance en aspectos del poblado como las viviendas, fases de habitación, construcciones, ocupación, economía, agricultura, caza, ganadería, metalurgia, cronología y enterramientos.

  Otros estudiosos del yacimiento a finales del siglo XX fueron los profesores de la Universidad de Murcia, María Manuela Ayala y Jorge Juan Eiroa. En los años noventa la arqueóloga Magdalena García presentó una publicación, que incluía un estudio cerámico exhaustivo de los materiales hallados en La Bastida y depositados en el Museo Arqueológico de Murcia, así como un minucioso análisis faunístico de la zona.