Las tumbas del Cigarralejo

   Entre 1948 y 1988 Emeterio Cuadrado realizó las campañas arqueológicas más sistemáticas llevadas a cabo en una necrópolis ibérica. Durante el transcurso de los trabajos llegó a exhumar 547 tumbas con sus respectivos ajuares funerarios, entre los que se encuentran una gran cantidad de objetos que nos permiten hacernos una idea, además del ritual funerario y la espiritualidad del hombre ibérico, de cómo debió de ser la vida cotidiana, los usos y costumbres de aquellas gentes que habitaron el Cigarralejo desde el s. IV al I a. C. Las tumbas son anónimas y no sabemos a quienes pertenecieron. Será en base al ajuar funerario y a la estructura que los cubría de donde extraeremos los datos para el conocimiento del difunto: sexo, oficio, status social, riqueza, etc.

   Este investigador reunió en el volumen nº XXIII de la Biblioteca Praehistorica Hispana el estudio de cerca de 350 ajuares funerarios de la necrópolis de El Cigarralejo. Llama la atención la abundancia y homogeneidad de los materiales, si bien van variando a lo largo del tiempo y sustituyéndose las importaciones de cerámicas griegas del s. IV a. C. por las fabricadas en alfarerías que operaron en distintos puntos del Mediterráneo a lo largo de los s. III-I a. C. como Rosas (costa catalana), o la Campania (Italia), pero en esencia los ajuares suelen mostrar:

   Tumbas masculinas

   Para las tumbas masculinas: una falcata, una lanza con su regatón, un soliferreum y las manillas del escudo. Una vajilla de mesa compuesta por copa/s -ya sean de cerámica ática o indígena- algún plato, fuente o escudilla para los alimentos y uno o más recipientes cerámicos de mediano o gran tamaño, amortizado uno de ellos en la tumba como urna cineraria. No suelen faltar objetos personales como las fíbulas para sujetar la ropa, pendientes o anillos, hebillas o broches de cinturón, botones metálicos, etc. Muchos de estos ajuares de tipo masculino cuentan también con objetos de uso cotidiano, indicadores del oficio que el difunto desempeñó en vida aunque, llegado el caso, contara con un mínimo armamento con el que defenderse.

   Las tumbas del Cigarralejo han proporcionado rejas de arado, hoces, podaderas, tijeras de esquilar, chiflas y objetos destinados al curtido de las pieles, balanzas y un juego completo de pesas,' si bien destaca la abundancia de armas. Con respecto a estos últimos objetos, lo que puede ser indicativo de que o bien sólo se enterró en esta necrópolis la élite del poblado o sólo lo hicieron los hombres libres con sus objetos más preciados. En los pocos poblados ibéricos del entorno apenas hay armamento, mientras de los útiles, herramientas y aperos de labranza se incrementan considerablemente del mismo modo que las vajillas de cocina o los grandes recipientes para los alimentos y las bebidas.

   Tumbas femeninas

   Las tumbas femeninas, además de la ya mencionada cerámica de mesa o urna cineraria, suelen presentar objetos de adorno como cuentas de collar, agujas o punzones de hueso, colgantes metálicos,. etc, y sobre todo elementos relacionados con la industria textil, es decir, fusayolas, agujas de hierro o cobre y placas de hueso interpretadas por muchos autores como lanzaderas del telar. Santonja analizó 184 restos óseos de tumbas y normalmente coinciden el tipo de ajuar con el sexo del difunto, aunque hay excepciones como tumbas femeninas sin adornos y tumbas masculinas con algún adorno femenino.