Cartagena conserva en la actualidad uno de los conjuntos epigráficos más ricos del Occidente romano, dada la antigüedad, diversidad o elevado número de inscripciones que lo componen. Dicho conjunto comenzó a formarse en el siglo XVI, momento en el que el obispo de Cartagena Sancho Dávila decide agrupar algunas de las inscripciones que afloraban por distintos sitios de la ciudad, ilustrando así acerca de la antigüedad de la diócesis, y la importancia de su sede en época romana. Las inscripciones se fueron reuniendo en la denominada Casa de los Cuatro Santos, hoy desaparecida.

   Con posterioridad se fueron añadiendo muchas más, exponiéndose parte de ellas en el antiguo Ayuntamiento de la ciudad, donde permanecieron hasta 1894. A partir de este momento las inscripciones correrán la misma suerte que el Museo Arqueológico Municipal, pasando por todas las sedes que éste ha ocupado hasta la actual, custodiando la necrópolis paleocristiana de San Antón.