Se trata de un relieve realizado en mármol blanco, del que conservamos un fragmento de 43 cm de altura, 37 cm de anchura y 7 cm de grosor máximo. Probablemente formaba parte de una composición más amplia. El fragmento conservado muestra una joven sentada sobre una roca, con el torso desnudo, y los brazos, hoy perdidos, levantados sobre la cabeza o sosteniendo un velo agitado por el viento. Junto a ella se distingue una guirnalda de laurel y frutos.

     La iconografía permite interpretarla como Rea Silvia en su encuentro con Marte, episodio de la historia fundacional de Roma, en tanto de la unión de la vestal y el dios nacerán los gemelos Rómulo y Remo. Así, el cinturón que ciñe el abdomen de la joven simbolizaría su virginidad, quebrantada por Marte sin su consentimiento mientras que, quizá, el objeto que se insinúa tras la guirnalda es el propio escudo del dios.

     La lastra, que originariamente podría recubrir alguna zona de la escena teatral, encaja en el programa ornamental augusteo, no solo ligando al emperador con la historia fundacional de Roma, sino también posiblemente estableciendo un paralelismo de los gemelos Rómulo y Remo con los hermanos que Augusto pretendía que fueran sus sucesores, Caius y Lucius, de hecho tan presentes en el teatro de Cartagena. Del mismo modo, su ubicación aquí podría encontrar otra justificación en una tradición recogida por Silio Itálico, según la cual el troyano Teucro, hijo de Telamón, habría fundado la ciudad. A este respecto, la misma Rea Siluia o Ilia es hija también de Eneas.