Planta con la capilla del S. XIII en la catedral antigua de Cartagena
Planta con la capilla del S. XIII en la catedral antigua de Cartagena

    Esas dudas quedaron aclaradas tras las excavaciones de 2004-2005, de las que tenemos una somera descripción en las Actas de las XII Jornadas de Patrimonio Histórico, Murcia 2006, p. 97-100. Ahora conocemos, con bastante precisión, la evolución urbana de toda el área.

    Época romana y tardorromana

    Fue ocupada hasta el siglo I a.C. por viviendas relativamente lujosas, de las que el mosaico de la ''catedral antigua'', junto al mosaico de los delfines del centro cultural de la ''muralla bizantina'' son los restos mejor conservados. A finales del siglo I a.C. las autoridades de la colonia decidieron utilizar ese espacio privilegiado en la trama urbana para levantar un gran teatro, dentro de la política de monumentalización de las ciudades romanas en época augustea. El teatro fue posteriormente abandonado en el siglo II, y reocupado por edificaciones comerciales a partir del siglo V, hasta la decadencia de la ciudad a partir del siglo VII.

    Mundo medieval musulmán

    En época musulmana la ciudad renació en la cima de la colina, quedando el espacio del teatro convertido en área de acceso, cruzada por la muralla de la medina. Apareció así una gran terraza en la parte superior, ocupada en el periodo islámico por viviendas. No hay trazas de la existencia de ninguna mezquita o lugar de culto musulmán.

    Mundo medieval cristiano

    Fue a la llegada de las autoridades cristianas en 1245 cuando se tomó la decisión de levantar en ese lugar una capilla. Las primeras décadas de Cartagena como ciudad castellana son muy oscuras. Sabemos de la existencia de una guarnición en el castillo, y de la restauración del obispado por parte de Alfonso X (ver vídeo), pero las autoridades, incluido el primer obispo, Pedro Gallego, se instalaron en Murcia.

    Los indicios arqueológicos parecen demostrar que no llegó a iniciarse la construcción de una catedral, que en cualquier caso terminó por ser levantada en Murcia. En su lugar se edificó una pequeña ermita, dedicada a Santa María de la Asunción, posiblemente muy poco después de la conquista, como demuestra la lápida de Juan de Buitrera de 1252.

    Esta iglesia se levantó de forma paralela a la reconstrucción del castillo de la Concepción, y formando parte de sus defensas exteriores. Más pequeña que la actual, ocupaba la parte occidental de la actual iglesia, la de la calle del Osario, y su planta podría corresponder al potente muro de cimentación estudiado por Sanmartín en 1958, que los arqueólogos han fechado provisionalmente a fines del siglo XIII. De hecho se han hallado restos de niveles de circulación y estructuras de almacenaje de los siglos XIII y XIV en toda la zona oriental del templo.

    Esta pequeña capilla bastó a la reducida población cristiana, y probablemente fue remodelada varias veces en la Edad Media, hasta que fue ampliada y reconstruida a mediados o finales del siglo XVI. Se levantó entonces un gran muro de cimentación, apoyado en los restos del teatro, que amplió el espacio aterrazado y permitió la construcción de un templo que corresponde básicamente a la actual planta de la iglesia. Desde muy pronto la edificación adoleció de graves defectos de cimentación, lo que obligó a frecuentes obras de afianzamiento, ya desde finales del siglo XVI.

    Hoy

    Actualmente toda la zona está incluida en un gran programa de reestructuración urbana, a partir de un diseño de Rafael Moneo que incluye la restauración del teatro y la adecuación de algunas construcciones adyacentes como parte de un gran complejo arqueológico-cultural, en el que los restos de la iglesia de la Asunción tendrán un papel fundamental.

    En cualquier caso, deberá tener en cuenta la importancia cultural y espiritual que el templo de la Asunción, la ''catedral vieja'', ha tenido y tiene para los cartageneros, plasmadas en las emotivas palabras de Manuel González Huarque en 1877, cuando veía y sentía la ruina de la que había sido ''su iglesia'' ''... mientras subsistan elevadas esas dos columnas de la tiranía y el martirio, la Pretoriana y la de los Mártires, mientras quede en pie una piedra donde poder doblar nuestra rodilla, allí estará siempre la primigenia, la vieja Catedral de Cartagena''. El Eco de Cartagena, 20.04.1877

    Hoy sabemos que no está allí esa catedral primigenia, que tantos anhelos y esperanzas despertó en muchos cartageneros, pero las dos viejas y venerables columnas permanecerán, como memoria de lo que fue, durante muchos siglos, el foco de la espiritualidad cartagenera.