Control de suministros

    La conquista de Cartagena por Publio Cornelio Escipión tuvo una importancia transcendental para el desarrollo posterior de la II Guerra Púnica, ya que supuso para los cartagineses la pérdida de su principal base de operaciones y suministro de tropas. Aníbal perdió con su conquista por los romanos el puerto donde embarcaba su plata, lo que a la larga significó la pérdida de la hegemonía cartaginesa en la Península Ibérica.

    Aliados

    Para Escipión, por el contrario, tuvo muy positivas consecuencias la conquista de Qart Hadast ya que, al margen del importante botín obtenido, con ella, y con su habilidad para tratar a los rehenes de los púnicos, consiguió que las tribus nativas abrazasen la causa romana, estableciéndose entre dichas tribus y los conquistadores unos contactos comerciales y culturales que contribuyeron en gran medida al proceso de romanización.

    Minas e impuestos

    Tras la conquista de la ciudad, a causa de la necesidad que tenían los romanos de controlar su puerto y la explotación minera de su sierra, quedaría bajo el control de una guarnición, posiblemente al mando de un prefecto, que se superpondría al probable ordenamiento político existente en la urbe, y que llevaría aparejada la imposición de fuertes tributos, por lo que cabe la posibilidad de que Qart Hadast, ya Cartago Nova, quedara relegada a la situación de ciudad estipendaria, tal y como le correspondería por su condición de ciudad conquistada, asumiendo, en lo que a su estatus jurídico se refiere, el estado romano, por derecho de guerra, la propiedad de la ciudad y de sus territorios.

    De ese modo, sus habitantes adquirieron la condición de ''peregrini'' a los que se les permitía la permanencia -o ''possesio''- en el territorio de la ciudad a cambio del pago anual de un tributo o ''stipendiuim''. Situación de la que sólo saldrían la ciudad y sus habitantes con la concesión, a mediados del siglo I a.C, de la condición de colonia y la creación de la Colonia Urbs Iulia Nova Cartago.