La conquista romana de Carthago Nova en el año 209 a.C inaugura un proceso de cambio en el tradicional sistema de comercio, llevado a cabo por los cartagineses. Los nuevos colonizadores generalizaron el uso de la moneda y propiciaron el aumento del comercio exterior, logrando con ello un vertiginoso progreso de la ciudad de Carthago Nova.

  A partir del siglo II a.C se configuraron en Hispania dos grandes áreas de comercialización diferenciadas, aunque no excluyentes, en torno a los puertos de Emporiae-Tarraco, en el NE, y Carthago Nova, que controlaría el Sur y Sureste mediante una red redistribuidora de rutas de cabotaje y puertos secundarios. Las excelentes condiciones naturales y estratégicas del puerto de Carthago Nova permitieron la salida de materias primas a Roma, Norte de África, Sicilia, la Galia y otras regiones del Mediterráneo Oriental. Desde Carthago Nova partían naves cargadas de ánforas con trigo, aceite, sal, salazones de pescado, garum, cordajes de esparto y, especialmente, plomo y plata extraídos de la galena argentífera abundante en las minas de las sierras cartageneras. En cuanto a las importaciones, al puerto de Carthago Nova llegaba toda suerte de objetos manufacturados, tales como vajillas cerámicas, vinos itálicos, objetos de arte, mármoles ornamentales y abalorios procedentes del Egeo, Italia y Norte de África, en particular de grandes centros comerciales como Corintio, Rodas y Delos.

  En el siglo I a.C Carthago Nova ya es uno de los emporios más importantes del Mediterráneo Occidental, receptora y redistribuidora de las mercancías, así como del lucrativo tráfico de vidas humanas, que nutriría las necesidades de mano de obra para la explotación de las minas. La recepción de inmigración itálica determinó un rápido afianzamiento de conexiones comerciales con los grandes puertos del área tirrénica y adriática de Italia, en particular con Puteloi. La conclusión del tramo de la Vía Augusta que hacia el año 8 a.C. conectó la región del Alto Guadalquivir con Carthago Nova, permitió al puerto convertirse en núcleo exportador de los metales obtenidos en la Región. Pero, además, la aparición en algunos yacimientos de monedas legionarias acuñadas en los años 22 y 17 a.C, con ocasión de las Guerras Cántabras, acredita que la ciudad estaba incluida en las rutas hispanas más frecuentadas.

  Este carácter comercial de Carthago Nova se manifiesta en la disparidad de procedencia de las manufacturas, que conforman los contextos materiales del registro arqueológico, donde las cerámicas y materiales de procedencia itálica e hispánica conviven con ánforas rodias, 'lagynos', cerámicas de relieves y otros productos fabricados en el Mediterráneo Oriental y comercializados a través del puerto de Delos. Esta vinculación con Oriente se manifiesta también en una nutrida representación de comerciantes y gentes de origen oriental, en gran parte libertos y esclavos.

  Los pecios de Escombreras

  Los pecios hallados en las inmediaciones de la isla de Escombreras, datados entre los siglos II a. C y III d.C, revelan la evolución comercial del puerto de Carthago Nova hasta convertirse en un auténtico centro comercial en el Mediterráneo:

-Escombreras I: Fechado en el año 150 a.C, es un barco de mediano tamaño con una carga de un millar de ánforas de vino procedentes de Nápoles. Los arqueólogos destacan que este cargamento respondía a las primeras demandas comerciales y de abastecimiento del ejército romano y de los colonos en los primeros momentos de la dominación romana.

-Escombreras II: Fechado en el siglo I a.C, el cargamento es más abundante y variado que el anterior, con numerosas ánforas de vino, vajilla italiana, lámparas de aceite y plomo procedente de Cartagena. Carthago Nova ha evolucionado comercialmente y ya no es sólo centro receptor de mercancías, sino que es capaz de redistribuirlas e incluso aportar nuevas cargas a la flota de cabotaje, que daría servicio a una amplia zona costera.

-Escombreras III: Pecio de finales del siglo I a.C cargado de vino procedente de Hispania. Según los arqueólogos Alonso y Pinedo, en este momento Hispania ya es el granero y el viñedo del Imperio Romano, aunque sin llegar a mostrar aún todo su potencial comercial.

-Escombreras IV: Fechado entre los siglos I y III, el naufragio estaba cargado de aceite, vino y salazones, todos procedentes de la Bética. Según los arqueólogos, el destino del navío podría haber sido la propia Roma, las guarniciones de Germania a través del Ródano y el Rhin e incluso las islas Británicas. Carthago Nova es en este momento uno de los puertos más importantes y dinámicos del Imperio Romano.