Evolución urbana

    El urbanismo en esta ciudad mediterránea ha estado condicionado por la irregularidad topográfica de la Península.

    No obstante, a lo largo de los siglos IV y III a. C, la Cartagena púnica de Aníbal debió establecer pautas de ordenación urbanística esenciales para el posterior desarrollo de la ciudad romana.

    Los romanos repararon la muralla púnica y reutilizaron la red viaria, así como el incipiente sistema de aterrazamientos que permitía, mediante la aplicación de cánones urbanísticos de corte helenístico, el aprovechamiento de parte del valle central y de las zonas bajas de las laderas meridional y septentrional del cerro del Molinete y de la Concepción, respectivamente.

    También debieron utilizar los espacios públicos y religiosos de la ciudad cartaginesa, tal y como se desprende de un texto de Polibio en el que refiere la existencia de un 'ágora', durante su visita a la urbe a mediados del siglo II a. C.

    Con la conquista de Cartagena por los romanos, en el año 209 a. C, y su consiguiente inserción en el Estado Romano, Carthago Nova se convierte en una de las principales ciudades del Mediterráneo Occidental, por ello no es de extrañar que una de las primeras intervenciones arquitectónicas de carácter monumental fuera la construcción de su puerto.

    A partir de la concesión del estatuto colonial a Carthago Nova (44 a.C.), la parte oriental de la ciudad fue entonces ocupada por casas privadas y acomodadas, mientras que el sector occidental parece estar destinado a albergar espacios públicos como el Foro, con sus edificios religiosos, administrativos y judiciarios.

    Este proceso de transformación urbana culmina en época de Augusto con la monumentalización del Foro y la construcción del Teatro y el Anfiteatro.

    A finales del siglo II, Carthago Nova comienza a experimentar un progresivo deterioro urbano que se traduce en el abandono del área de viviendas privadas del sector oriental y la reducción del espacio urbano, que se concentra hacia el puerto.

    En el siglo III la ciudad resurge al ser elevada a capital de provincia en la nueva reestructuración del imperio por Diocleciano y la zona portuaria experimenta una remodelación, con construcciones como las Termas de la calle Honda y la Plaza de los Tres Reyes. Esta situación también se plasmó en la creación de nuevos edificios públicos y la transformación del viejo teatro en un complejo de carácter comercial.

    Trazos del urbanismo romano en Carthago Nova

    La civilización romana es esencialmente urbana, una cultura donde lo urbano nace como reproducción de esquemas principalmente helenísticos, a los que los romanos suman la preocupación por la calidad de vida del ciudadano a través de infraestructuras que garantizaran esta premisa: acueductos para abastecer de agua a la ciudad, calles pavimentadas con aceras, alcantarillados, mercados, murallas y la trilogía del entretenimiento, teatro, circo y anfiteatro.

    A pesar de las dificultades que entrañaba la topografía al desarrollo urbano, la ciudad de Carthago Nova recreaba los parámetros básicos que marca el urbanismo romano. La urbe se encontraba rodeada por una muralla y su trazado urbano establecía cierta regularidad, aunque no del todo ortogonal, en torno a dos calles principales perpendiculares:

  • Cardo, que atraviesa la ciudad de sur a norte y al que acompañan una serie de cardines paralelos.

  • Decumanus maximus, o calle principal que recorre la ciudad en sentido este-oeste, al que acompañan una serie de decumanus paralelos.

    En el lugar donde se cruzan estas dos vías se localizaba el Foro, centro administrativo, social y religioso de la ciudad romana. Las calles secundarias se atraviesan formando manzanas de casas o insulae.

    Las puertas de la ciudad de Carthago Nova debieron ser dos: la alzada en el istmo daría acceso a la vía Augusta en dirección a Tarraco. La otra entrada, que Livio define como 'porta ad stagnum et mare versa', se ubicaría al norte de la actual calle Mayor, conectando, por medio de un puente que salvaría el canal de comunicación entre el estero y el mar, con las vías de comunicación con Castulum (Linares) y Complutum (Alcalá de Henares).

    El abastecimiento hídrico de la ciudad fue un elemento importante en la trama urbana, dada la escasez de agua de Cartagena. Este se logró mediante un acueducto que partiría de la Fuente de Cubas, localizada dos kilómetros al norte del caso urbano, desde donde era conducido a un lugar elevado en el que se almacenaría el agua: el Castellum Aquae del Cerro del Molinete. Desde este depósito partían una serie de tuberías principales que se irían ramificando para distribuir el agua a todos los rincones de la ciudad.