Mapa de la Conquista del Reino de Granada
Mapa de la Conquista del Reino de Granada
El Rey Boabdil entrega las llaves de Granada a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492
El Rey Boabdil entrega las llaves de Granada a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492
Francisco Pradilla Ortiz

Los Reyes Católicos en el Reino de Murcia

La campaña militar contra Granada trajo a los Reyes Católicos a varios lugares del Reino de Murcia.

La visita de los monarcas fue aprovechada por las localidades para realizar peticiones y pedir el juramento de sus privilegios, a algunos de los cuales podemos acceder a través del Proyecto Carmesí


     La integración del reino en el nuevo Estado de los Reyes Católicos

     En 1475, el entonces marqués de Villena, Diego López Pacheco, se negó a reconocer la soberanía de la recién coronada reina doña Isabel. Buscando en la debilidad monárquica su propio provecho, recabó apoyos exteriores, principalmente en Portugal, para entronar a doña Juana ('la Beltraneja'), hija de Enrique IV.

     A pesar de sus vaivenes políticos, jugando siempre a su conveniencia, don Pedro Fajardo, adelantado mayor del Reino de Murcia, encabezó las hostilidades bélicas sobre las tierras del Marquesado y los partidarios del señor de Villena, en favor del bando de la reina Isabel. Todo ello a pesar de los resortes de poder que el marqués mantenía dentro de los territorios murcianos o las alianzas económicas entre ambos nobles en la explotación de los alumbres de Mazarrón.

     La confrontación bélica acabó en 1479, con la integración de buena parte de las villas y territorios del Marquesado al patrimonio real, caso de Yecla. A pesar de que la figura política de Diego López Pacheco no quedó apartada de la Corte castellana, su influencia en el Reino de Murcia comenzó a perder importancia. Y ésta fue una de las primeras maniobras de los Reyes Católicos para ir desactivando poderes territoriales en el Reino de Murcia y ampliar su autoridad.

     En este sentido, en 1478, los monarcas enviaban al Adelantamiento murciano el primer corregidor. Se trataba de un funcionario real que representaba a la Corona directamente en los concejos. Y su labor constituía, a ojos de los poderes locales (ayuntamientos) y territoriales (el adelantado), una intromisión en la gran autonomía que desde su constitución institucional en tiempos de la conquista alfonsí habían gozado, por lo que obtuvieron un rechazo frontal. Con respecto a los concejos, aunque sus primeras actuaciones tendieron a la conciliación, pronto se convirtieron en un eficaz instrumento de control monárquico, en especial sobre los poderes periféricos.

     La otra gran maniobra política de los Reyes Católicos para incorporar directamente los designios políticos del Reino de Murcia a la Corona de Castilla fue la de controlar los resortes de poder de los Fajardo. De esta manera, consiguieron que un cortesano de la máxima confianza de la reina, directamente ligado al pequeño grupo de personas que acompañó a doña Isabel de Castilla desde sus difíciles años de infancia y juventud, don Juan Chacón, casase en 1477 con la hija y única heredera de don Pedro Fajardo, adelantado mayor del Reino de Murcia. Este enlace provocó que, tras el fallecimiento de don Pedro en 1482, el adelantamiento y el gran patrimonio de los Fajardo en el Reino, cuyos señoríos se extendían sobre Molina, Alhama, Mula, Librilla, etc, quedase en manos de un noble absolutamente afecto a los monarcas, don Pedro Fajardo Chacón.

     Murcia y la Guerra de Granada

     Antes de que finalizase el siglo XV, otro gran acontecimiento histórico repercutiría directamente en el devenir murciano. En 1482 comenzaba la campaña militar contra el último resquicio del Islam europeo: el sultanato nazarí de Granada. Durante la ofensiva castellana entre los años 1488-1490 se produjo un avance definitivo en la frontera oriental del viejo reino musulmán.

     Las armas cristianas, compuestas en muy buena parte por tropas del Adelantamiento de Murcia, conquistaban las villas de Huéscar, Huércal, Overa, los Vélez y Vera. La ciudad de Baza caerá dos años después tras un largo y costoso cerco, donde muchos murcianos fueron nombrados caballeros por el rey Fernando. Por las condiciones de la conquista del nuevo reino para la corona de Castilla y por el origen murciano de los repobladores que se instalaron en las tierras almerienses, villas y campos limítrofes quedaron vinculados, de una u otra manera, al Reino de Murcia.

     A pesar de que el peligro fronterizo quedó desplazado pocos años antes de las capitulaciones de Granada de 1492, la inseguridad no desapareció del Reino de Murcia. Precisamente, la rebelión de los mudéjares granadinos en las Navidades de 1499, puso en jaque la propia integridad de los territorios recién conquistados. Ni siquiera su sometimiento en 1501 y las conversiones forzadas que vinieron después, consiguieron acabar con la sensación de peligrosidad que provocaba la gran masa de población morisca peninsular y la existente en el Norte de África, protagonista de las incursiones corsarias por el mar de Alborán y las costas murcianas y andaluzas.