Free cookie consent management tool by TermsFeed Edad Media Región de Murcia- Tiempos convulsos y pugnas de poder - Región de Murcia Digital
HISTORIA

Edad Media Región de Murcia

Tiempos convulsos y pugnas de poder

Pedro Fajardo Chacón, marqués de Los Vélez y Adelantado Mayor del reino de Murcia
Pedro Fajardo Chacón, marqués de Los Vélez y Adelantado Mayor del reino de Murcia

     El enfrentamiento civil dentro de la familia Fajardo en el territorio murciano: un ejemplo de las pugnas por el poder en Castilla

     Los primeros años del siglo XV se presentaban con una situación confusa tanto en Castilla, con la minoría de edad de Juan II, como en Aragón, donde un miembro de la dinastía castellana Trastámara se hizo con la corona en 1412. En los años veinte, las repercusiones políticas de los hechos sucedidos aquellos años iban a ser oportunamente jugadas por el sucesor de Alfonso Yáñez Fajardo, de igual nombre. Tanto que el monarca castellano le nombró en 1424 adelantado mayor del Reino de Murcia, desplazando en el cargo a don Rui López Dávalos, hijo del cargo impuesto por Enrique III a finales del siglo anterior.

     Estas bazas, así como sonadas victorias militares frente a los granadinos, las cuales siempre elevaban el prestigio social de sus protagonistas, permitieron a los Fajardo consolidarse definitivamente como la estirpe que controlaría los resortes de poder en el Reino de Murcia. Sin embargo, la muerte de Alfonso Yáñez II en 1444, dejó a su hijo primogénito y heredero, Pedro Fajardo Quesada, en minoría de edad y tutelado por su madre, doña María de Quesada.

     Su primo Alonso Fajardo, quien heredaría de su suegro Martín Fernández Piñero la alcaidía de Lorca, apodado 'el Bravo' o 'el Malo' según amigo o enemigo, reclamó sus derechos sobre el Adelantamiento con el apoyo de parte del linaje y sus clientelas y dio lugar a un largo enfrentamiento civil. Diferentes personajes castellanos intervinieron en favor de uno u otro bando según sus conveniencias y la guerra, que dividió al Reino en ciudades y villas partidarias de unos u otros, sólo acabó momentáneamente con una concordia firmada gracias a la intervención del Rey en 1449.

     En 1451, una ofensiva militar granadina sólo obtuvo respuesta por parte de Fajardo 'el Bravo' y sus huestes, produciéndose una victoria de las armas cristianas en la batalla de Los Alporchones, librada en el campo de Lorca. La ausencia del adelantado Pedro Fajardo fue la causa del estallido de nuevas hostilidades entre los partidarios de unos y otros. Otra vez la guerra civil se cernió sobre el Reino de Murcia al año siguiente, con el resultado de saqueos, asedios, campos arrasados y poblaciones diezmadas.

     De nuevo ambos bandos buscaron apoyos. Por ejemplo, don Pedro lo recabó en las encomiendas santiaguistas, casándose con la hija del comendador de la Orden, Rodrigo Manrique (a quien su hijo Jorge escribiría las famosas 'Coplas por la muerte de mi padre'); y don Alonso inquirió alianzas con los granadinos. Fue el Rey quien, valedor del adelantado, impulsó un perdón general para 'el Bravo' y sus partidarios en 1458, año ya en el cual había perdido la iniciativa militar. Pero su persistencia en la rebeldía le condujo a la derrota total y a su obligado exilio en 1461.

     La victoria de los Reyes Católicos

     Don Pedro ya tenía el camino expedito. Para hacerse con el poder indiscutido en el Reino de Murcia, jugó hábilmente sus cartas durante los años siguientes, aprovechando con claro ánimo oportunista la compleja coyuntura política de la Corona de Castilla, donde el rey Enrique IV había sido depuesto por parte de la nobleza en Ávila en 1465. Todo ello le permitió el dominio total en el Adelantamiento, donde incluso consiguió el señorío sobre Cartagena en 1466.

     Cuando el nuevo enfrentamiento civil castellano cesó con la victoria definitiva de los Reyes Católicos en 1480, don Pedro Fajardo había gobernado durante veinte años el Reino de Murcia como única autoridad, ejerciendo su mando absoluto sobre un territorio que en la práctica se comportó de manera autónoma al resto de Castilla. Sin embargo, el nuevo modelo de Estado en el que los monarcas iban a asentar sus bases de poder, forzaría la integración de los designios murcianos en la Corona castellana.

Isabel la Católica
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