La motivación para establecerse en una determinada zona

Uno de los motivos determinantes en el surgimiento de núcleos de población es claro: la existencia de unos abundantes recursos naturales, destacando la existencia de fuentes de agua. Murcia se asienta en una zona de valle regada por el río.

Pero también hay que destacar otros factores fundamentales. Así habría que hablar de los aspectos estratégicos-militares.

En este sentido podemos destacar a Aledo, encrucijada en las vías de comunicación, además de Jumilla y Yecla, y muchas otras en las que se repiten idénticas razones.

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     El fin del reino godo

     Desde finales del siglo VII, un pequeño grupo de nobles hispanogodos, dirigidos por uno de ellos llamado Teodomiro, controlaban un amplio territorio, de fronteras imprecisas, entre los valles fluviales de los ríos Segura y Guadalentín-Sangonera.

     Uno de los rasgos más característicos de este territorio eran sus ciudades: urbes amuralladas donde la cristianización de sus habitantes se veía reflejada en la existencia de basílicas, como la de Algezares, y en el importante papel que el obispo tenía en la vida cívica. Es posible que estos linajes dirigentes ejerciesen su poder desde una capital, quizá Orihuela.

     En el año 713, y con el control militar del territorio en la mano, Abd al-Aziz, hijo de Muza, pactaba con Teodomiro la incorporación del sureste de Hispania al Islam. En el Pacto de Tudmir (ver vídeo), el noble visigodo capituló su permanencia en el poder y el mantenimiento del culto católico de la población hispanogoda. A cambio, una parte de los impuestos serían percibidos por los conquistadores, quienes recibirían también el control directo de diversas ciudades.

     Es decir, los principales núcleos urbanos de la demarcación territorial recibirían un nombre islamizado del noble visigodo: Tudmir. Cartagena es la gran ausente en la documentación de la época, pues quizá no se había recuperado de la destrucción a la que fue sometida por las tropas visigodas con motivo de la expulsión de los bizantinos en las primeras décadas del siglo VII.

     Nuevos pobladores

     Para el control del territorio y para hacer cumplir las condiciones del tratado, fueron establecidas tropas enviadas por los representantes políticos del califa de Damasco en Al-Ándalus. En principio, eran gentes que formaban parte de clanes árabes y, en menor medida, norteafricanos. De entre los nuevos pobladores destacó por su importancia el 'yund' (ejército) de Egipto, que fue instalado a mediados del siglo VIII en el área agrícola existente en la confluencia de los ríos Segura y Sangonera, tras haber protagonizado una serie de revueltas contra el poder califal.

     En este primer periodo de conquista, las primeras uniones familiares entre musulmanes e hispanovisigodos se produjeron en las clases dirigentes de ambos grupos sociales. Con su descendencia se aseguraba la continuidad en el poder y la supervivencia de la estirpe. En el resto de la sociedad, los mozárabes (cristianos en el Islam andalusí) mantuvieron su presencia hasta, quizá, el siglo XI.