El infante don Juan Manuel
El infante don Juan Manuel
Mapa del territorio del Marquesado de Los Vélez, perteneciente al reino castellano de Murcia
Mapa del territorio del Marquesado de Los Vélez, perteneciente al reino castellano de Murcia

Don Juan Manuel

   Don Juan Manuel ha pasado a la historia, sobre todo por su dedicación a las letras, considerándose él mismo escritor. De su pluma salieron algunas de las obras más representativas de la literatura medieval castellana, como es el caso de la obra que recoge las peripecias del conde Lucanor y su criado Patronio.

   Don Juan Manuel, además, fue un importante actor político, detentando el poder en Murcia como adelantado mayor del reino.

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La importancia de los Manueles. Las redes clientelares como sistema de poder

     El mal llamado infante era hijo de don Manuel, hermano menor de Alfonso X 'el Sabio', quien le había concedido extensas posesiones en el Reino de Murcia, principalmente amplios señoríos situados en las tierras que precisamente hacían frontera entre Castilla y Aragón, como el Valle del Vinalopó (el marquesado de Elche) y Los Llanos albaceteños.

     De hecho, don Juan Manuel, además de detentar el título de adelantado mayor del reino de Murcia, el principal cargo político dentro de la demarcación, había heredado un auténtico 'Estado' que tendría el papel de 'tapón' entre las Coronas de Castilla y Aragón. Un territorio que con el devenir de la historia adquiriría una identidad propia, a caballo entre las dos potencias peninsulares, y cuyo título señorial, el señorío de Villena, tendría enorme trascendencia en tiempos venideros.

     El principal modo de intervención en el Gobierno de la ciudad consistía en colocar a familiares o clientes (personas bajo su tutela) en relevantes cargos del municipio. Así Sancho Manuel, hermanastro del adelantado, se convirtió en alcaide del castillo de Lorca. Como ocurrió en el resto del reino, el linaje de los Manueles fue desplazado progresivamente por el de los Fajardo a finales de la centuria.

La aparición de nuevas familias: los Fajardo

     Con el asesinato de Pedro I 'el Cruel' y la proclamación como rey de Castilla de Enrique de Trastámara en 1369, una serie de nuevos linajes que habían apoyado al bando vencedor iban a desplazar a la vieja nobleza.

     En el Reino de Murcia este cambio no fue inmediato, pues los Manueles murcianos, adelantados mayores desde tiempos de la conquista alfonsí, estaban vinculados con el nuevo monarca a través de la que había sido su esposa desde 1350, doña Juana Manuel, hija del autor del libro del Conde Lucanor. Así pues, en un primer momento, el papel preeminente de esta familia en tierras del sureste hispánico se vio reforzado con el cambio dinástico en el trono castellano.

     No obstante, las reformas institucionales sobre el funcionamiento del Concejo murciano realizadas por Alfonso XI y Pedro I 'el Cruel', así como la imposición de nobles partidarios de este último en el Señorío de Villena, habían mermado mucho su autoridad en el Reino de Murcia. A ello contribuyó también su desalojo como titulares del Señorío de Villena, el cual fue concedido por el Trastámara a don Alfonso de Aragón, conde de Denia, quien le apoyó con sus huestes durante la contienda civil.

     Un apellido se abría paso en la cúspide social murciana: los Fajardo. Gracias a los cargos desempeñados en las encomiendas santiaguistas en el Noroeste murciano y a algunos vínculos familiares con otras estirpes importantes del Reino, como los Ayala, consiguieron colocarse dentro de los principales grupos de poder de la sociedad murciana a mediados del siglo XIV.

     Al apoyar la causa petrista, Alfonso Yáñez Fajardo, cabeza del linaje, contribuyó a su ascenso político durante los años de la confrontación civil castellana. Tanto que la nueva dinastía no entró en una maniobra de represalias tras su victoria, sino que jugó en cierto modo a atraerse el favor y fidelidad de estas y otras familias, las que quisieron cambiar de bando para provecho propio, para poder controlar unos territorios tan lejanos a los centros de poder castellanos.

Manueles y Fajardos. La guerra civil en Murcia

     Tras ceñirse la corona, Enrique II nombraba a Juan Sánchez Manuel, conde de Carrión y primo de la reina, adelantado mayor del reino de Murcia. Sin embargo, su autoridad fue pronto discutida por buena parte de los oligarcas murcianos: tanto que se opusieron a su nombramiento. Esta corriente contestataria, capitalizada por Alfonso Yáñez Fajardo, aumenta su vigor conforme se sucedan hechos y acontecimientos. El fallecimiento del Rey permitió al Fajardo hacerse con la lugartenencia del Adelantamiento en 1379, concedido por el nuevo monarca Juan I. Si bien el titular continuaba siendo nominalmente el conde de Carrión, el poder efectivo en el Reino era del Fajardo. Y a pesar de algunos intentos de Juan Sánchez Manuel por hacerse con el poder y eliminar a su adversario principal, su propia muerte allanaría el camino a su contrincante para hacerse con el adelantamiento, que le llegó de mano del rey en 1383. No obstante, la situación distaba mucho de haber quedado solucionada y durante toda aquella década cada partido jugó sus cartas en provecho propio. Juan Sánchez Manuel, hijo del anterior adelantado, buscó apoyo en parte de la oligarquía murciana, mientras que Alfonso Yáñez Fajardo reforzó sus vínculos con el nuevo señor de Villena, Alfonso de Aragón.

     En 1391, Alonso Yáñez Fajardo fue expulsado de la capital murciana por un Concejo reconstituido por los vecinos descontentos con la situación, en plena crisis económica y política. La guerra civil había comenzado y sus efectos se harían sentir durante los años siguientes. Las ramificaciones de poder de los Manueles y de los Fajardo, con sus respectivos partidarios y clientes, personas bajo su protección o tutela, extendieron el enfrentamiento por todo el Reino de Murcia y el Señorío de Villena. Los saqueos y las correrías violentas se sucedieron por los valles del Segura y del Guadalentín, por sus campos, ciudades y villas. La anarquía y el descontrol fueron totales. La epidemia de Peste, que acabó con la vida de Alfonso Yáñez Fajardo en 1395, fue el punto álgido de una situación terrible.

     Aprovechando la situación, el joven Enrique III nombró adelantado mayor a Lope Ruiz Dávalos, quien sometería drásticamente en los años siguientes el Reino y el Señorío de Villena a la autoridad del monarca, con una visión muy clara de su poder político. Finalmente, los Manueles serían desalojados de manera definitiva del poder en el territorio y los Dávalos no terminaron de asentarse en el territorio. Así, el camino de los Fajardo quedaba despejado.


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