Además de los hospitales, hospicios y colegios benéficos citados, la ciudad de Murcia completaba su red con otras instituciones menores.
¿ Hospital del Pilar. También llamado hospital de Peregrinos, se encontraba en la parroquia de San Nicolás, en la Puerta de Vidrieros (hoy, calle del Pilar; se conserva la ermita aneja). Fue fundado en 1683 por el corregidor Dn. Francisco Miguel de Puedo, en agradecimiento a la Virgen del Pilar, a cuya intercesión atribuyó su milagrosa salvación de un atentado. Quedó la ciudad como patrona del Hospital, y en el Catastro de Ensenada (1757) aparece como institución sin rentas. Prácticamente no atendía enfermos, y en el siglo XVIII fue un alojamiento habitual para las tropas que estaban de paso por la ciudad.

¿ Hospital de Sacerdotes pobres, fundado en 1701 y del que no tenemos apenas más noticia que una lápida conservada en el museo arqueológico provincial.
¿ Hospital de Unciones, fundación del siglo XVIII que no empezó a funcionar hasta 1802. Se especializó en la atención a enfermos de sífilis, con el tratamiento habitual de la época: unciones a base de mercurio. Por ello, la clientela era casi exclusivamente masculina. La documentación se encuentra en el Archivo de la Catedral de Murcia.

¿ Convalencencia. Contamos con los antecedentes del hospitalillo de convalecientes de Santa Catalina, también llamado del Buen Suceso, el cuarto de convalecientes del propio hospital de San Juan de Dios (creado hacia 1624), o la fundación de D. José Mateos Navarro y Doña Catalina Guzmán, a raíz de la epidemia de peste de 1648, y que no fructificó hasta 1666. Pero el establecimiento de convalecientes que más relieve ha tenido en la historia murciana fue el instituido por el Chantre D. Andrés Rivera y Casauz, mediante testamento otorgado ante el escribano Alonso Serrano Buedo el 13 de agosto de 1779, con la finalidad de atender a los enfermos convalecientes del Hospital de San Juan de Dios ¿que después de haberse curado en dicho hospital y estar libres de su principal enfermedad y calenturas puedan mantenerse seis u ocho días o los que tuviesen necesidad y sea conveniente¿.

¿ Casas de expósitos. Existían dos centros para la atención a los niños abandonados: el torno de expósitos del Hospital General de San Juan de Dios, y la casa creada por el Obispo Luis Belluga, mantenida gracias a la iniciativa de las Pías Fundaciones.

Esta red asistencial se completaba con centros de carácter más económico (pósito), y otras que se caracterizaban sobre todo por la asistencia particularizada: las cofradías, las obras pías y la Junta de Caridad. Sanidad, educación, limosna¿ caridad, en definitiva. Caridad, si nos centramos en los siglos XVI-XVIII; asistencia o beneficencia, si hablamos de los siglos XVIII y XIX. En definitiva, mecanismos de ayuda que definen las relaciones sociales en el seno de un marco urbano, y que contribuyen, en el caso de que funcionen correctamente, a preservar el orden social e ideológico.