La Cartagena de la infancia y juventud de Baltasar Hidalgo de Cisneros era era una ciudad en pleno desarrollo. Una de las claves de este crecimiento fue la decisión de los Reyes de potenciar la Marina española, y la elección de Cartagena como Base Naval del Mediterráneo en la que se construiría un Arsenal. Esta decisión supuso la creación casi inmediata de unos 6000 puestos de trabajo y el crecimiento de la población en unas 15.000. La repercusión del aumento de población llegó a todas las áreas: hubo que crear más equipamientos, roturar más tierra en el Campo de Cartagena, mejorar los accesos a la ciudad, construir más viviendas¿ Y todas estas personas vivían en un ambiente optimista, con una mentalidad emprendedora y una gran movilidad social y personal, de ideas y de costumbres; era una ciudad variadísima y abierta.
El Arsenal crecía día a día, desde que comenzaran las obras el 1 de junio de 1744, dirigidas por Sebastián Feringán Cortes; y para cuando terminaron, el 31 de enero de 1782, ya había botado sus primeros barcos. Pero junto con el Arsenal se construyeron más edificios: el Hospital Real de Marina, el Cuartel del presidio, el Parque de Artillería, el Cuartel llamado de Antiguones, el Cuartel de caballeros guardiamarinas. Y también las Murallas, construidas entre 1770 y 1796.
Cartagena, según el Catastro de Ensenada, ocupaba ¿5 leguas de levante a poniente, y dos y media de Norte a Sur, con 16 de circunferencia, por las salidas y vueltas que hace, y que para caminarlas se necesitan veinte y cuatro horas a causa del mal camino, cuyos linderos son por el Norte con el termino de Murcia, por el Sur con el Mar, por el Levante con el Mar mayor y menor, y por Poniente el termino de Lorca, cuyas demarcaciones, después de haber corrido hasta el cabo de Palos y su torre, sale de ella una manga de tierra que divide el mar mayor del menor, y hacia la parte del Maestral llega hasta Bocal Negro, o sitio de el Galán, de donde a orilla de el expresado Mar menor hay larga distancia y continuando sigue al Mojón del Rami por dicho Paraje de el Maestral, y de aquí divide el termino la Rambla del Albujón hasta la Torre de este, siguiendo dicha rambla de El Albujón arriba, hacia la parte de Poniente, llega al Lugar de Fuente Álamo y por este Rumbo va a buscar el Mojón que divide este termino del de la villa de Mazarrón por cuya tierra montuosa que arroja sus vertientes, respiraderos, y salidas al Mar, está con toda la misma distancia que se considera costa a costa hasta entrar en este puerto por ambos lados¿.
La tierra circundante, llamada Campo de Cartagena, se dedicaba a la agricultura. El regadío era sembradura, hortaliza, moreras, granados y olivos. En el secano había viñas, olivos, almendros, algarrobos e higueras. En el monte, matorrales y pastos. El barbecho se aprovechaba para sembrar barrilla, con la que se fabricaba la sosa. El paisaje rural contaba también con molinos harineros y pozos de agua, y una pequeña cantidad de vacas, yeguas, burros, ovejas, cabras y cerdos ¿y colmenas- constituían la ganadería de la zona.
Según las respuestas del municipio a las preguntas del Catastro, tres años antes del nacimiento de Baltasar Hidalgo de Cisneros, Cartagena tenía unos seis mil cuatrocientos habitantes, de los cuales unos dos mil o poco más son jornaleros, otros doscientos son pobres de solemnidad. Hay una parroquia, la Catedral, que por esas fechas amenazaba ruina y unos años más tarde se trasladó a la iglesia de Santa María de Gracia, de nueva construcción. Había siete conventos, seis de varones (San Agustín, San Francisco, la Merced, San Diego, los Carmelitas descalzos, los Predicadores), y uno de mujeres, Religiosas de la Concepción. También había un colegio de la Compañía de Jesús y dos hospitales, el de San Juan de Dios, y el Hospital de Caridad.
El resto de la población se repartía entre las demás profesiones, entre las que destacaban dos grupos: el gran grupo de extranjeros dedicados sobre todo al comercio, y las profesiones que hacen referencia al mar: militares de Marina, pescadores, marinos mercantes, y en esta época de fines del XVIII también corsarios y piratas.