Cánovas del Castillo

  El presidente del Gobierno fue el impulsor del sistema político de la Restauración, siendo diputado en las Cortes Generales por la provincia de Murcia.

  La riada de Santa Teresa

  La crecida del río Segura, el día 15 de octubre de 1879, provocó la muerte de 777 personas, la destrucción de miles de viviendas y de las cosechas de la región.

   La revista Paris-Murcie

  La reina Isabel II impulsó el nacimiento de la publicación Paris-Murcie con la finalidad de captar fondos en Francia para las víctimas de la riada.

       José María Muñoz

  El Ayuntamiento de Murcia dedicó a este ilustre ciudadano una estatua, situada hoy día en el Paseo del Malecón, por donar 500.000 pesetas para las víctimas de la riada.


     El Rey Alfonso XII era hijo de Isabel II y Francisco de Asís, nieto por vía materna de Fernando VII y María Cristina de Borbón y por vía paterna de Francisco de Paula Borbón y Luisa Carlota de Borbón. El triunfo del golpe de Estado del general Arsenio Martínez Campos en Sagunto posibilitó a Alfonso XII la restauración de la monarquía en España, en 1874. El monarca envió una proclama de intenciones a los españoles en el Manifiesto de Sandhurst. "Ni dejaré de ser buen español, ni buen católico ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal".

     Alfonso XII delegó la tarea de Gobierno al líder del Partido Conservador, Antonio Cánovas del Castillo. El nuevo presidente impulsó la aprobación de la Constitución de 1876. Los principios esenciales de esta Carta Magna eran: la soberanía compartida Rey-Cortes; la división de poderes (ejecutivo, la Corona; legislativo, compartido, y judicial, los tribunales de Justicia); las Cortes bicamerales con el Congreso de elección popular y el Senado de designación real; el sufragio censitario masculino; la limitación de las libertades de expresión, reunión, asociación e imprenta, y la confesionalidad católica del Estado. El primer ministro, Cánovas del Castillo, instauró un sistema político basado en el turno de partidos en el Gobierno entre los partidos Conservador y Liberal para garantizar la estabilidad del país. El turno de partidos se institucionalizó con la firma del Pacto de El Pardo (1881) entre el presidente y el líder de la oposición, Mateo Práxedes Sagasta. La garantía del funcionamiento del turno de partidos consistía en la práctica del caciquismo en las elecciones bajo el impulso del Ejecutivo y la complicidad de las oligarquías locales. El resto de las fuerzas políticas (republicanos, carlistas y el movimiento obrero) quedaron excluidos del sistema.

     Los diputados de la provincia de Murcia en el reinado de Alfonso XII fueron: Miguel Abellán Pinar, propietario; Salvador Albacete Albert, abogado, ministro de Ultramar (1879) y gobernador del Banco de España (1885); José Alcalde Fernández, miembro del Partido Constitucional; Máximo Cánovas del Castillo, senador y co-fundador de la revista 'Arte Fotográfico'; Manuel Cassola Fernández, teniente del Ejército; Fernando Cos Gayón Pons, periodista, ministro de Hacienda (1880-81, 1884-85) y vicepresidente de las Cortes (1879); Francisco D’ Estoup Garcerán, propietario; Eugenio Espinosa de los Monteros, barón de Espinosa; Luis Figuera Silvela, empresario; José Gómez Díez, ex-gobernador civil; Diego González-Conde González, marqués de Villamantilla; Ángel Guirao Navarro, senador, médico y catedrático de Historia Natural; Miguel Lobo Malagamba, capitán general de Cartagena; Francisco de Lorenzo Pérez de los Cobos, alcalde de Jumilla; Francisco Martínez Corbalán, abogado y registrador de la propiedad; Julián Pagán Ayuso, vicepresidente del Casino de Murcia; José Jesús Pedreño Deu, empresario; Andrés Pedreño Torralba, senador y empresario; Rafael Serrano Alcázar, escritor, periodista y abogado; Joaquín Togores Fábregues, empresario y presidente de la Cámara de Comercio de Cartagena; Juan Utor Fernández, gran secretario de la masonería española, y Mariano Vergara Pérez, poeta. Además, repitieron de anteriores legislaturas Antonio Cánovas del Castillo, abogado y presidente del Gobierno; Emilio Cánovas del Castillo, senador y consejero de Estado; Ángel Carvajal Fernández de Córdoba, ministro de Fomento (1883-84); Lope Gisbert García Tornel, escritor; Francisco Melgarejo Flórez, senador vitalicio; Pedro Pagán Ayuso, ex-alcalde de Murcia; José María Ródenas Loustau, ex-consejero real, y Mariano Zabalburu Basabe, propietario.

     La resolución de los conflictos bélicos del carlismo y Cuba proporcionó a Alfonso XII el título de 'El Pacificador'. El monarca puso fin a la resistencia carlista con una gran ofensiva en el Norte de España. El general Martínez Campos doblegó a los tradicionalistas en el frente de Cataluña con la ocupación de Olot y la Seo de Urgell, y el ministro de la Guerra, Fernando Primo de Rivera, venció a los carlistas de las Provincias Vascongadas y Navarra con la conquista de Estella y la entrada triunfal del Rey en Pamplona (1876). La derrota de los sublevados supuso la limitación de los fueros vasco y navarro. En Cuba, el ejército independentista inició la invasión del Occidente de la isla bajo la dirección del general Máximo Gómez. El envío del general Martínez Campos a Cuba permitió detener la expansión territorial de los sublevados. La concesión de una amnistía para los independentistas que abandonaran las armas favoreció la consecución de la Paz de Zanjón (1878) y el final de la Guerra de los Diez Años. El acuerdo suponía la capitulación del ejército rebelde, el reconocimiento de la soberanía española sobre la isla, la concesión de autonomía política y la supresión parcial de la esclavitud.

     El acontecimiento más significativo durante este periodo en la provincia de Murcia fue una catástrofe natural. Las intensas lluvias caídas en la región, hasta 1890 m3/segundo, provocaron el desbordamiento del Segura y sus afluentes. La crecida del río alcanzó los diez metros de altitud a su paso por la capital murciana. La riada de Santa Teresa causó la muerte de 777 personas y 22.400 animales en la provincia, la destrucción de 5.700 viviendas y la desaparición de la aldea de Nonduermas el día 15 de octubre de 1879. El Rey Alfonso XII visitó la región el 20 de octubre para comprobar los efectos de la catástrofe y realizó una campaña de concienciación a nivel nacional para ayudar a los afectados. La prensa inició recolectas de fondos secundadas por todas las provincias españolas. La publicación Paris-Murcie logró una recaudación de 43 millones de pesetas entre el pueblo francés bajo el impulso de la reina Isabel II, y el murciano José María Muñoz donó 500.000 pesetas para las víctimas de la riada y la reconstrucción del Malecón. En reconocimiento, el Ayuntamiento de la ciudad dedicó a su benefactor una estatua, que se encuentra hoy día al final del Paseo del Malecón.

     La inauguración del ferrocarril Murcia-Granada el 28 de marzo de 1885 supuso un nuevo impulso para el desarrollo económico de la Región, pues impulsó la comercialización de los minerales, el esparto y los productos agrícolas. El trazado ferroviario constaba de 318 kilómetros, y conectaba las capitales del Segura y el Genil a través de Alcantarilla, Lorca, Baza y Guadix. El Gobierno donó los terrenos de la vía y subvencionó con 60.000 pesetas la construcción de cada kilómetro del recorrido. Las Diputaciones Provinciales y los municipios con estación de ferrocarril contribuyeron a su realización con la entrega de una partida presupuestaria a la empresaria concesionaria, la compañía inglesa 'Great Southern of Spain Railway Company Limited', con sede social en Águilas y Londres.

     En Cartagena, la ciudad portuaria vivió el inicio de su reconstrucción, con el levantamiento de edificios de estilo modernista (Palacio Pedreño), tras la destrucción sufrida durante la rebelión cantonal como consecuencia de los bombardeos del ejército. En Lorca concluyeron las obras de construcción de la fachada del Casino (1885). En Archena se produjo la inauguración de la ermita de Nuestra Señora de la Salud (1778) en el Balneario; en Villanueva del Segura la de la Iglesia de la Asunción (1882) y en Jumilla la del Teatro en honor al actor Antonio Vico (1883). Además, el Rey Alfonso XII distinguió a Yecla con la concesión del título de ciudad (3 de diciembre de 1878).

  Antonio Gómez-Guillamón Buendía