Pinturas de la Basílica de la Caridad de Cartagena IV [Cartagena_Wssel de Guimbarda]
Pinturas de la Basílica de la Caridad de Cartagena IV

Etapa de formación en Madrid

La estancia de Wssel de Guimbarda en Madrid supuso para el artista el despertar de su interés artístico. Allí entró en contacto con el romanticismo intelectual que dominaba la Academia de Bellas Artes de la capital española en ese período, ambiente del que recibirá sus primeras influencias pictóricas.

Fue aquí donde definió su técnica artística y completó sus estudios sobre la perspectiva en las obras de arte, poniendo todos los conocimientos aprendidos en sus pinturas decorativas y muralistas.

Las marcas de identidad de la escuela madrileña se reflejaron en los primeros retratos del artista, en una compleja pero habitual mezcla entre el academicismo y las nuevas corrientes románticas.

Con el apoyo estatal al mundo artístico, reconocido con las Exposiciones Nacionales desde mediados de la década de los 50, estimuló la producción del arte español. Wssel participó en varios de estos certámenes hasta 1866, su última participación. Quizá el retirarse de este tipo de exposiciones pudiera deberse a sus ocupaciones fuera del terreno artístico.

Etapa sevillana-gaditana (1867-1886)

La producción artística de Guimbarda se consolidó durante su estancia en tierras andaluzas a lo largo de casi veinte años. El ambiente artístico de las ciudades de Sevilla y Cádiz era bastante favorecedor, pero en cambio sorprende que Wssel se decantara por estos espacios, teniendo a su alcance la posibilidad de permanecer en la intelectual y oficialista capital de España. Quizá el pintor se sintiera atraído por la singularidad de sus monumentos y el carácter de sus gentes. Además, en la segunda mitad del XIX Sevilla se había convertido en el segundo foco del arte español después de Madrid, punto de encuentro de muchos intelectuales y artistas.

En un principio la sociedad aristocrática sevillana no tomó muy en serio la labor pictórica del joven Guimbarda, aunque pronto, el afán del artista y sus grandes dotes, hicieron cambiar de opinión a las clases más elevadas de la sociedad sevillana.

En este tiempo la pintura de figuras como Fortuny, Alenza, José Gutiérrez de la Vega o Murillo serán sus principales influencias. Se integró rápidamente en la sociedad de aquel momento adecuándose a las nuevas circunstancias que iban surgiendo y modificando las estructuras de la España del XIX, convirtiéndose en uno de los más solicitados retratistas de la época.

La escuela andaluza dejó huella en la pintura de Wssel marcando también el gusto por el reflejo de las costumbres sevillanas, las romerías, los bandoleros, gitanos, guitarras, corridas de toros, el ambiente festivalero, las reuniones en las fondas... alejándose también del costumbrismo sombrío madrileño que poseía una visión mucho más desgarradora y realista de la España del momento.

Etapa Cartagenera (1886-1907)

Esta vuelta de Wssel a su lugar de origen coincide con el resurgimiento de la ciudad tras los turbulentos sucesos cantorales que vivió Cartagena, reflejado en la reapertura del Ateneo y del Teatro Principal.

El pintor, a pesar de que su clientela cartagenera tenía unas características y condiciones distintas a las sevillana, supo adecuarse a esta nueva situación, a lo que favoreció su cambio estilístico y de pensamiento artístico que poco a poco fue avanzando en él. Toda su formación madrileña-sevillana conjugó perfectamente en su etapa cartagenera, dando lugar a una producción estudiada que reflejaba la maduración técnica de su evolución artística.

Su interpretación de las nuevas corrientes modernistas que se iban introduciendo a finales de siglo de la mano de las nuevas tendencias decorativas del momento, junto a su participación de las nuevas tendencias industriales, se vio reflejada en su obra.

Los motivos costumbristas murcianos no calaron demasiado en la pintura de Wssel, quizá por el paulatino decaimiento de las tendencias populares de otros años. La producción wsseliana en esta época vino especialmente marcada por la pintura decorativa, teniendo también mucha presencia sus retratos y sin olvidarse tampoco de los encargos religiosos. La decoración de interiores tuvo en estos años un especial auge en la Región de Murcia, convirtiéndose Wssel en un verdadero maestro en este campo.

También destacaron en esta etapa sus pequeños formatos de caballete, con variedad de temas, muchos de los cuales aún tienen que ver con sus vivencias sevillanas.