Jose María D'Stoup [Las Torres de Cotillas]
Jose María D'Stoup

Tras diversos avatares históricos, en 1452, se repobló definitivamente Cotillas con el asentamiento de 25 familias procedentes de Huete y, debido a esta circunstancia, se convirtió en una 'isla cristiana' rodeada de poblaciones moriscas.

Con anterioridad a 1452 se cultivaban en el lugar numerosas viñas de uva para vino, ya que en la Carta de Población fechada el 3 de septiembre de 1454 se obligaba a estos nuevos pobladores a: '...que cada uno de vos de los dichos vecinos seades tenudos e obligados a plantar dos tafullas de viñas, además de las viñas viejas que cada uno tiene'...

Vemos en este inapreciable documento cómo se obliga a continuar plantando vid, sin especificar ningún otro producto agrícola, por lo pone en evidencia la existencia de un monocultivo, el de la vid, siendo además un cultivo de regadío.

Dando un salto en el tiempo, volvemos a encontrar numerosas referencias a las viñas en los testamentos de 1742-1745 .  De esta fuente de información hemos recogido diversos nombres que han perdurado hasta nuestros días y otros que por el contrario desaparecieron.  Pero en cuanto al tema que nos ocupa hay que destacar especialmente el Pago de la Parra donde José Ayala había tenido 22 tahúllas de viñas, sin que por cierto el tal Ayala y su mujer Ginesa Suárez, fueran los únicos agricultores de lugar.  Pues bien, estos testamentos mencionan también el cultivo de viñas en los Partidos de Las Torres, Riego Nuevo, Pago de San Juan y Pago de la Rafa.  Sabemos de la existencia de numerosas tahúllas de vid en el Pago de Lerve (Herve) o las 30 tahúllas de viña que deja en herencia Nicolás de Campos en 1745.

No menos interesantes son los datos del Catastro de Ensenada que nos llevan a 1755, referidos a la producción de vid a orillas del Segura. Sólo se producía uva para vino en cinco pueblos ubicados junto al río Segura, que las viñas son de regadío excepto en Molina y que tan sólo fue importante la producción de Las Torres de Cotillas, con más de 37.000 arrobas.  Esta cantidad derivaba en 462.735 litros anuales y todos ellos eran producidos por regadío. 

Las ordenanzas municipales de 1795 de Cotillas protegían las vides en varios artículos prohibiendo la entrada de ganado en las viñas con independencia de la época del año.  También prohibía arrancar cepas, incluso con el pretexto de que estuvieran secas, castigando la infracción con la pena de un ducado por brazo y tres días de cárcel. Otro artículo prohibía que los guardianes tuvieran en los 'tanganillos' a su familia durante la cosecha de uvas, castigando con pena de un ducado al infractor.

Todo parece indicar que la producción de uva para vino no disminuyó en el siglo XIX. A mediados de siglo Madoz constata que se producían 3.000 cargas de uva, lo que supone unas 45.000 arrobas, ocho mil más que cien años antes. Hay que decir que en esos momentos la población rondaba las 1.400 almas.   En 1868 las viñas siguen ubicadas en terrenos de regadío disponiendo el marqués de Corvera de la nada despreciable cifra de 180 tahúllas en las acequias de la Parra, Albano y Herve, así como en el Soto, regadas estas últimas con ceña.  Lindando con él y también dedicadas a la vid, se encuentran las tierras de otros dieciséis propietarios, entre los que destacan Mariano Zabalburu, marqués de Camachos, José María D'Estoup, María Castillo Illán y María Alarcón Sánchez.  Por su parte, otra familia de hacendados, los Stárico, vendía vino en su hacienda La Esperanza a 22 reales la arroba.

No parece que la plaga de la filoxera, que invade la Región a finales del siglo XIX, afectara a Las Torres de Cotillas a juzgar por la noticia hallada en prensa en 1910 respecto a la uva en Cotillas; dice así: 'Ha terminado la exportación de este artículo, el principal de esta vega habiendo quedado los cosecheros satisfechos de los precios a que se ha vendido'.