En 1876 Carlos Anglada  solicitó al Ayuntamiento la autorización para instalar una línea de tranvía en el casco urbano de la ciudad. En esa ocasión algunas actitudes timoratas que temían los peligros de la modernidad lograron impedir su establecimiento. Tras la primera intentona los cartageneros aguardaron seis años para ver un tranvía de tracción animal. Este primer transporte colectivo se inauguró en 1882 uniendo la Puerta de Murcia con la calle Duque. Después se instaló una segunda línea, la de Diego Cánovas. La autorización del tranvía de 'fuerza animal' se concedía el 23 de marzo de 1892.

   A finales de 1892 se realizó un estudio para instalar vías férreas en el trazado del tranvía considerando las ventajas que podría aportar: "...la idea de acelerar el movimiento de los carruajes, haciéndolos pasar sobre cuerpos duros y compactos, para que disminuyendo el rozamiento se transporte el peso con menos trabajo...". En noviembre del mismo año se presentó un proyecto para tranvía de circunvalación a la ciudad con extensión de 3 km y centro en la plaza Santa Catalina. De este punto partirían dos coches: uno por la calle Real y el otro por las Puertas del Muelle, cruzándose en las Puertas de Madrid. El proyecto fue realizado por José A. de Torres Noguera. En enero de 1893 se inauguró la línea de tranvía que unía San Antón con Los Dolores. Poco tiempo después los barrios más alejados del centro comienzan a solicitar el servicio. Así, en enero de 1894 se publicaba un proyecto para la instalación de red con destino al barrio de Los Molinos. Las pruebas tuvieron lugar el 22 de febrero de 1895.

   En 1898 nació la empresa 'Tranways de Carthagène Societé Anonyme Belge', quedando encomendada la dirección en España a Joaquín Díaz Zapata. Este empresario español de la electricidad era conocido en Cartagena por haber presentado cinco años antes un proyecto de instalación y suministro de luz a particulares. Él mismo se ocuparía de presentar el proyecto de la línea Puertas de Madrid al barrio de Peral en diciembre de 1898, siendo aprobado en mayo del año siguiente. En 1899 la tarifa del tranvía era de 10 céntimos.

   El año siguiente ya se pretendía una ampliación de la línea a fin de que pasara por la calle Jabonerías. Díaz Zapata no era el único empresario trabajando en este ramo de la industria de servicios y con intereses en Cartagena, prueba de ello es que en 1901 la compañía Iberia Thomson Houston, que presidía el banquero bilbaíno Eduardo Aznar, estudiaba la posibilidad de instalar una línea de tranvía eléctrico en el Ensanche. Sin embargo, fue Diego Cánovas García quien en 1904 se alzó con la concesión del Ayuntamiento gracias a la solidez de su proyecto logrando las líneas de tranvía eléctrico para San Antón, barrio Peral, Caridad y Los Dolores. Casi al mismo tiempo Felipe García Mauriño y del Valle, nuevo representante de la compañía belga 'Tranvías de Cartagena', recibía autorización para electrificar las líneas de tranvía con tracción animal.

   En 1907 se subastó la instalación eléctrica para suministro de fluido a los tranvías mediante postes metálicos que no obstaculizaran el tránsito de los viandantes y en julio pudo inaugurarse. Para entonces las líneas que controlaba la compañía 'Tranvías de Cartagena' alcanzaban los 5 km de longitud en dirección a Los Dolores y otros 3 km más hacia Los Molinos; los 2 km hasta el barrio de Peral se concluyeron en junio de 1909. Por su parte, la Compañía intentaba mientras tanto ser eximida del pago de arbitrio por coches y postes. En noviembre de 1910 se realizó un cambio de trazado por las obras que se desarrollaban en el alcantarillado del barrio Peral. En septiembre de 1919 la empresa decide aumentar las tarifas en 0,05 céntimos por trayecto y marcar nuevos horarios arguyendo las importantes pérdidas económicas que padece a causa de la Guerra Mundial.

   En 1922, la evidente escasez de inversiones de la compañía en el servicio que presta hace que los concejales soliciten una inspección sobre las quejas de los usuarios: falta de higiene, irregularidad del servicio y deficientes instalaciones. Se elaboró el informe que vino a confirmar que los coches iban sucios y su mantenimiento técnico dejaba mucho que desear, pues se habían detectado graves deficiencias en cojinetes, aislamientos e incluso irregularidades en el diámetro de las ruedas.

   A partir de 1924 pisó con fuerza en la escena del transporte urbano de viajeros el automóvil y aparecen los primeros coches de viajeros que a veces coincidían en trayectos con los tranvías. Esta feroz competencia 'fustigó' a la compañía belga de tranvías que, a fin de paliar las pérdidas de clientela, se lanzó entonces a una fuerte inversión prometiendo la importación de 5 o 6 coches nuevos procedentes de Bélgica y el estudio para abrir una nueva línea a Los Barreros. En 1926, el Ayuntamiento autorizó a la compañía la modificación de la línea de Santa Lucía y en el interior del casco urbano se rectificaba también para que atravesara la calle Maestranza. Los tranvías de Cartagena dejaron de funcionar en 1959.