Historia de la iluminación en Murcia

En el verano de 1907 se extendió otra autorización municipal, esta vez a favor de Ricardo Villar Toboso, para establecer una nueva fábrica de electricidad en La Alberca; con ella se abastecería de fluido a ese pueblo y a otros próximos como El Palmar (julio de 1908) o Algezares (noviembre de 1908). También a partir de 1908, el empresario José Caballero García continuó su expansión electrificando Nonduermas, La Ñora, Puebla de Soto, Javalí Nuevo y Javalí Viejo. Para Espinardo surgió otro pequeño empresario, Pedro García Navarro, suministró fluido a la población desde julio de 1909. Veinte años después fue Joaquín Payá quien solicitó hacerse con la red de distribución para esta población.

El 10 de febrero de 1913, gracias al trabajo del concejal Juan Armero, se inauguró el alumbrado eléctrico del Cabezo de Torres. El fluido procedía de la fábrica de luz que en Cieza Tenían los señores Beltrán y Tornero. En 1915 se dio luz verde al  presentado por Enrique Villar, que pretendía conducir energía a su fábrica de La Alberca, y al de Enrique Miñano Plaza, para dar fluido a los caseríos de la carretera Murcia-Granada. A finales de 1919 el alumbrado público eléctrico se establecía desde el Rollo hasta el Camino de Santa Catalina, al tiempo que arreciaban las protestas por los abusos de la Sociedad Lebón en el suministro y funcionamiento del alumbrado. 

Eléctrica del Segura

En marzo de 1920 Eléctrica del Segura, dirigida ya por el yerno de Joaquín Navarro desde la central de la calle Aurora, se extendía hacia la estación de tranvías, fábrica La Innovadora, Molino de Miñano (Rincón de Seca) y antigua fábrica de papel en el Camino de Churra. Casi al tiempo, Manuel Bernal Gallego llevaba la electricidad al Palmar, Aljucer y poblado de los Gatos. El 31 de diciembre de 1923 la empresa Gas Lebón que ya venía produciendo también electricidad desde hacía algunos años, dió un paso decisivo en su trayectoria fusionándose con una serie de empresarios españoles entre los que se encontraba Joaquín Codorniú Bosch, creándose la Compañía Española de Electricidad y gas Lebón. 

En octubre de 1924 se iniciaron las obras del tendido eléctrico que daría luz a Torreagüera y Beniaján y, pocos meses antes, Electra Popular de Murcia establecía una central eléctrica y una red de distribución en Murcia. Asimismo se acordó instalar el alumbrado eléctrico en Churra y se realizó un segundo intento en este sentido en Valladolises. Por su parte, Hidráulica del Segura iluminaba la Zeneta. A comienzos de 1925 esta misma empresa legalizó una red recién adquirida y dirigida al Cabezo de Torres y Monteagudo; meses después haría otro tanto con la línea de El Raal y Santomera. Dentro de este año de 1925 se comenzó a transportar fluido desde Los Almadenes al área metropolitana. Son los casos de Bartolomé Bernal Romero (en relación al Convento de los Jerónimos, Era Alta y El Palmar), Pedro López Navarro (respecto a Sangonera la Verde) o Enrique Villar (para alumbrar Algezares).

En octubre de 1930 la Sociedad Gas Lebón continuó su expansión de energía eléctrica construyendo una línea desde el malecón hasta diversos puntos de la ciudad.  El presidente para Murcia era en esos momentos Marcelo Astruc Darrigadez (1924-1933), que fue haciendo desaparecer el alumbrado de gas ya que de las 1.205 farolas de iluminación por éste sistema, en 1931 sólo quedaban 200. En 1940 no quedaban más que 129 farolas de gas, retirándose la última en 1946. 

La normal concentración industrial provocaría que Murcia y su comarca quedasen en "tres manos". La capital, en poder de Española de Electricidad y Gas Lebón. Eléctrica de la Vega se ocupó de La Raya, Javalí Nuevo y Viejo así como de Aljucer, El Palmar, Algezares y La Alberca, en tanto que Unión Eléctrica surtió de fluido a Guadalupe, Espinardo, Cabeza de Torres, Churra, Monteagudo, Puente Tocinos, Beniaján y Los Garres. Las tres empresas fueron absorbidas por Hidroeléctrica en 1941, 1944 y 1960, respectivamente.