Crepusculo
Crepusculo

De la muerte se creía que era capaz de anunciarse de diferentes formas: a través de los aullidos nocturnos de un perro, por el ulular de un búho o de un mochuelo, con la repentina aparición de una luz blanca o un brillo especial en los ojos, al ver a un familiar fallecido o simplemente soñando con toros y serpientes.

Rituales

Una vez fallecida la persona, se ordenaba un toque de campanas a difunto (tres toques para hombres, dos para mujeres y repique para niños). Colocado en su cama sobre unas tablas, unas horas antes del entierro se le introducía en la caja. El luto era socialmente obligado. Para las mujeres podía serlo de por vida. En los hombres era más liviano, bastaba con un brazalete negro al brazo, un distintivo en la solapa o corbata de luto, signos que en un plazo relativamente breve se podían retirar. En los tiempos de mayor rigidez la mujer no salía a la calle hasta pasados unos cuarenta días. No se escuchaba música ni se permitía distracción alguna.

Hombres y Mujeres

En los funerales había una diferencia notoria de tratamiento según el sexo. En el velatorio las mujeres se reunían junto al féretro, dentro de la casa, y los hombres en las estancias más externas o en la calle. Sólo los hombres portan el féretro excepción hecha si el difunto es un niño. Al ser conducido hasta el cementerio a pie, en determinado punto, se solía depositar sobre una pequeña mesa cubierta por un paño blanco, que preparan las vecinas. En una de las aceras se sitúan los familiares varones del difunto formado en una fila por la que desfilan sólo los hombres que los acompañan para darles el pésame. Las mujeres suelen dar su pésame en casa del difunto pero también acuden a la iglesia para la primera misa que se denomina “de cuerpo presente”. En caso de no poderse celebrar de forma inmediata, se hace la misa de funeral al cabo de unos días. Hay quien ordena tres misas llamadas del “Santo Cristo de las Penas” con objeto de sacar a su difunto del purgatorio (cuando algún familiar “creía ver  o escuchar” al muerto se creía que su alma pedía ayuda porque no se hallaba en paz y entonces se le decían misas implorando el perdón de sus pecados a fin de ayudarle a salir de ese estado).En los días previos a la festividad de Todos los Santos en los hogares se visten las camas de sábanas limpias y se encienden candelas y velas. Otra costumbre ligada a la muerte, también a los cierres de un trato, era “echar el alboroque”, una forma de despedir al difunto tomando unas rondas de vino a su salud.