Una serie de costumbres relacionadas con los dos principales actos del drama humano: nacimiento y muerte, han pervivido hasta hoy, al menos en la memoria de los pueblos mencionados, veamóslas por separado:
Nacimiento
Durante el parto era costumbre encender un cirio a fin de que todo saliera bien; hay que tener en cuenta que los alumbramientos tenían lugar en el hogar asistidos por mujeres simplemente entendidas en la materia. No se sacaba al recién nacido del hogar hasta el bautizo. Como medidas protectoras contra el mal de ojo se colocaban unas tijeras bajo las mantas y un escapulario bajo la ropa del recién nacido, además de un lazo rojo. También se realizaba la señal de la cruz sobre el bebé antes de salir a la calle.
En torno al nacimiento también existían una serie de creencias y supersticiones dignas de ser reseñadas. Si la mujer embarazada comenzaba a andar con el pie derecho, su hijo sería varón; si lo hacía con el pie izquierdo, hembra. Si sentía al feto a los 40 días, éste sería varón; si no lo percibía hasta los 5 meses de gestación, sería mujer. Si el vientre era ovalado, nacería varón, si redondo, niña. Si al pedirle que enseñara la mano la mujer gestante mostraba el dorso, nacería hembra, pero si mostraba la palma, sería niño. Cuando los antojos de la madre no eran satisfechos durante el embarazo, se corría el riesgo de que el niño naciera con lunares o manchas en la piel. Los niños nacidos en jueves y viernes santo, los que lloraban en el vientre de la madre, los que tienen alguna cruz en alguna parte de su cuerpo, así como aquellos bautizados con el Cirio Pascual, se creía que tenían “gracia” para curar enfermedades y quitar el llamado “mal de ojo”. Por ultimo, mencionar que el día de la Candelaria se solía bendecir a los niños recién nacidos.