Enrique Martínez Muñoz

Nació en Jumilla en 1866. Obtiene el título de maestro en 1895, con la calificación de sobresaliente. Realizó estudios en Madrid sobre niños sordomudos y ciegos. De familia de maestros, su padre había incluso realizado un Tratado de Pedagogía. En 1889 toma posesión como maestro, y se hace cargo de una escuela elemental de niños en San Antonio Abad. Posteriormente es trasladado a una escuela del casco urbano de la ciudad, para a continuación dirigir junto a Martí Alpera las Escuelas Graduadas. En 1910 se le concede la Cruz de Primera Clase del Mérito Naval, en recompensa a los servicios prestados en la implantación y desarrollo de la Enseñanza naval. En 1922 fue nombrado Presidente del tribunal tutelar para niños.

Los antecedentes familiares de Enrique Martínez Muñoz eran decididamente favorables a todo lo que supusiera investigación y reflexión acerca del mundo pedagógico y de acuerdo con la costumbre de la época seguramente creció dentro de las aulas.

Félix Martí Alpera

Maestro y pedagogo. Nacido en El Cabañal (Valencia) en 1875 y fallecido en Barcelona en 1946. De familia de armadores de barcos de pesca y de navegación de cabotaje. Cursó los estudios de Magisterio en la Escuela Normal de Valencia y con tan sólo 17 años obtuvo por oposición la Escuela de la Beneficencia de Albacete. Tras cursar estudios en Madrid alcanzando la categoría máxima de maestro normal, obtiene plaza en Lorca con 22 años. Al poco tiempo es destinado a Cartagena, donde tomó posesión en septiembre de 1898 y permanecerá durante 22 años, primero como director de la Escuela Graduada San Fulgencio y posteriormente de la Casa del Niño. En 1920 se traslada a la Escuela Normal de Valencia y posteriormente a la de Barcelona. En esta última fue sucesivamente Director de los Grupos Escolares del Patronato Municipal de Baixeras y Pere Vila. Como consecuencia de la Guerra Civil en 1939 fue depurado y separado del servicio.

En Cartagena, además de impulsar la creación de las Escuelas Graduadas junto con Enrique Martínez Muñoz, contribuyó en 1919 a la creación de la Casa del Niño, de la que fue director.

En 1910 se le concedió la Cruz del Mérito Naval de primera clase, a propuesta de la Liga Marítima. Publicó, entre otras, con el prólogo del Conde de Romanones, Por las Escuelas de Europa (1904), donde dejó constancia de su viaje al extranjero; también “Joyas literarias” (1906) y “Las escuelas rurales” (1911).