El MAM Custodia

El papel de los almacenes, o también conocidas como áreas de reserva en los museos, es algo fundamental, pues debe estar capacitado para la óptima conservación y custodia de los bienes culturales que se depositan en ellos. Aunque la exposición permanente es la parte más conocida y donde se contemplan las piezas, en los almacenes se custodian alrededor del 90-95 % de los bienes culturales del museo en cuestión.

Existen tantos tipos de áreas de reserva como museos, pero normalmente se clasifican por su ubicación en relación al edificio principal. Así, actualmente el MAM cuenta con dos almacenes: uno interno en el mismo edificio y otro externo en el polígono industrial de Alcantarilla. Este último, al ubicarse en un edificio de nueva planta, planificado desde su origen para este fin; mientras que el almacén central, situado en los sótanos del “palacio de la cultura”.

En sus inicios como Museo Arqueológico Provincial, únicamente se contaba con un pequeño almacén en el sótano del propio edificio, que como inmueble de mediados del siglo XX catalogado, presenta importantes limitaciones ampliación e, incluso, para obrar en el mismo por su propio carácter de bien inmueble de interés cultural.
Con motivo del cierre temporal de esta sede para su reforma museográfica en 1999, todos los fondos del museo, tanto de la exposición permanente como los almacenados, fueron trasladados. Mientras que los de la permanente fueron traslados al Centro de Acuartelamiento de la Policía Nacional en Sangonera, los objetos del área de reserva se reubicaron en un almacén habilitado para tal propósito, pues la reforma integral del museo se preveía de largo recorrido, en el conocido como Cuartel de Artillería de la ciudad de Murcia.

Durante junio de 2003 y hasta inicios de 2005 todos los fondos se fueron trasladando nuevamente a unas naves ubicadas en la pedanía murciana de Beniaján a 5 kilómetros de la ciudad. En la segunda mitad del año 2006, comenzaron a retornar al edificio original las piezas seleccionadas para la nueva exposición permanente y una selección de fondos que se decidió llevarlos a la sede principal en un espacio dotado con compactos, zona de embalaje y sala restringida que hace las funciones de cámara acorazada. Por lo que, con la reapertura en 2007 del Museo Arqueológico de Murcia, todos los fondos aparecían distribuidos en tres localizaciones: piezas de exposición permanente en las salas abiertas al público, el almacén central, con piezas seleccionadas, ya sea por motivos de conservación, estéticos o didácticos, que no eran visibles ni visitables pero se querían tener especialmente controlados y, finalmente los fondos arqueológicos (la gran mayoría) que permanecían almacenados en Beniaján.

Sin embargo, el constante incremento del volumen de depósito en los almacenes externos, especialmente tras la incorporación de golpe en el año 2008 de unos 6500 nuevos contenedores, procedentes del laboratorio de arqueología del Servicio de Patrimonio Histórico, ubicado hasta esa fecha en Espinardo, saturaron esos almacenes y hacía evidente la necesidad de otras instalaciones con mejor infraestructura y servicios.

En la primavera de 2014 se trasladaron tos estos fondos del depósito arqueológico externo al Archivo Intermedio de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, ubicado en el polígono industrial de Alcantarilla, ocupando toda su planta baja. Actualmente se sigue manteniendo este almacén debido a tanto las condiciones de almacenaje como las instalaciones son óptimas para la custodia de los objetos culturales. En la actualidad se cuenta con más de 11.000 contenedores, estando cerca de la saturación de nuevo.

En relación al público los almacenes podrán ser visibles, aquellos que se permite al visitante ver los depósitos desde el exterior pero sin acceso al interior, o de acceso restringido, si solo el personal del museo e investigadores, o quizás visitas guiadas en ocasiones especiales y muy puntuales tiene acceso a él, como es el caso de los almacenes del MAM.

En este sentido, a los dos almacenes tradicionales del MAM, recientemente, se encuentra en fase de montaje, un tercer modelo: el Almacén Visitable, ubicado en la planta baja anexionado a la exposición permanente. El nacimiento de este tercer almacén viene marcado sobre todo por funciones didácticas (visitas guiadas y talleres de prácticas especializadas), expositivas (aumento del volumen de piezas abiertas al público) y de experimentación con técnicas sismoresistentes para las piezas expuestas.

Para un óptimo diseño, tanto del espacio como de su mobiliario, en los almacenes permanentes debemos tener en cuenta cuales son los factores que pueden suponer un mayor riesgo para los objetos que van a estar custodiados en él, ya que normalmente las colecciones que se albergan en este espacio son muy heterogéneas.

También debemos tener en cuenta que se debe racionalizar el espacio para un mejor aprovechamiento de este, la sectorización de los bienes culturales debe ofrecer una estabilidad climática, seguridad, permitir la accesibilidad, y extensibilidad. Los accesos deben ser fáciles y liberados de obstáculos, para una fácil circulación y permitir las labores de embalaje y recepción de obras. Es conveniente que el espacio esté bien iluminado y que disponga de elementos necesarios para la inspección de la obra.

Entre los servicios con los que contamos, destacamos una amplia sala para estudio y consulta de las obras almacenadas, ya sea para el propio personal del museo o a investigadores externos.

También se debería contar con una maquinaria adecuada para el transporte y la manipulación de los objetos dentro del propio almacén. Para los grandes pesos y volúmenes, si es un peso inferior a 100 kilos, disponemos de carros-plataformas y traspaletas manuales para pesos no superiores a 2000 kilos, adaptados para el uso de palets o plataformas sobre largueros. Finalmente, resulta imprescindible contar con carros elevadores, muy útiles para el movimiento vertical. Como equipamiento es imprescindible que el mobiliario tenga materiales y acabados libre de ácidos, estables, no abrasivos y que faciliten las labores de limpieza.

En un museo como el MAM, los ingresos pueden adoptar formas jurídicas y procedimientos variados, tanto de instituciones públicas como de personas físicas o jurídicas. En estos 10 años de la reapertura del MAM los fondos del museo han ido en aumento. Se han triplicado el número de contenedores en los almacenes y se calcula en unos cinco millones los ítems arqueológicos custodiados en los mismos. Estos ingresos se pueden realizar de varias maneras, pero en este museo las más frecuentes son: mediante entregas de ciudadanos por hallazgos casuales, por sentencia judicial y por excavación o prospección arqueológica.

El depósito es el contrato en el que se recibe un bien mueble con obligación de conservarlo y custodiarlo. Ésta sería la manera habitual en la que la mayoría de objetos entran al museo; mediante el depósito de los frutos de actuaciones arqueológicas o paleontológicas autorizadas por la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia y asignadas al Museos Arqueológico de Murcia.

El ingreso por decomiso consiste en la incorporación de bienes recuperados por las Fuerzas y Cuerpos del Estado, provenientes de incautaciones de, como últimamente hemos podido ver en los periódicos, bienes arqueológicos o de bellas artes que se tienen en posesión ilegal. Durante los últimos años este método ha ido aumentando exponencialmente. Este ingreso puede ser provisional, tras la incautación y, para asegurar lo mejor posible su integridad, en tanto en cuanto se produce la sentencia firme de los tribunales de justicia.

El hallazgo casual es el descubrimiento de objetos y restos materiales por azar o como consecuencia de remociones de tierra, demoliciones u obras de cualquier índole no previstas. Es la modalidad más habitual entre los ciudadanos particulares, que pueden haber coleccionado esas piezas, por desconocimiento de la ley, desde hace bastante tiempo y sin voluntad de delinquir. El procedimiento más correcto sería, siempre que se efectúe un hallazgo de este tipo, entregarlo al museo más cercano y comunicar el lugar del hallazgo sin que tenga más consecuencia que ayudar a la protección de esta manera del Patrimonio Histórico Español.

Todos estos fondos deben ser documentados. El crecimiento exponencial de los mismos en la última década ha convertido su gestión como algo problemático y diferente casi en cada museo. La gestión documental de los bienes muebles depositados en museos, desde las instrucciones para la elaboración del libro de registro, inventario y catálogos de Joaquin Mº Navascués en 1942, mediante las tradicionales fichas y los sistemas de documentación manuales.

A partir de 1996 desde el Ministerio de Cultura inició el “Proyecto de Normalización Documental: elementos para una aplicación informática de gestión museográfica”, que originó una aplicación informática en 2001 denominada DOMUS, que busca el control integral de los fondos tanto museográficos, como documentales, bibliográficos y administrativos por medio de bases de datos documentales y relacionales de gran versatilidad sobre una lista terminológica normalizada de las diversas áreas. El objetivo de DOMUS de aplicación estatal es alcanzar la unificación de la gestión documental y administrativa de los museos de todo el país. Como programa de gestión museográfica de todos sus fondos, el MAM cuenta con dos programas informáticos. En primer lugar está adherido a la plataforma DOMUS desde el año 2003, aunque su implantación no comenzó de facto hasta el año 2008-2009, tras la reinauguración de la sede principal. En ese momento se procedió a realizar un nuevo inventario de todas las piezas seleccionadas para la exposición permanente.

Las carencias de la plataforma estatal, sobre todo a nivel de gestión de colecciones y lotes arqueológicos, impulsó entre los años 2010 y 2011 al desarrollo de otra plataforma propia, denominada FORUM, que se utiliza en los centros museísticos de la Red de Museos de la Región de Murcia. Primeramente, se migraron la información previa desde los programas DOMUS y CANGURO, y se ha seguido desarrollando con los nuevos ingresos y mayores utilidades.

Haciendo un balance de ingresos en el museo durante estos 10 años, mayoritariamente debidos a los frutos de intervenciones arqueológicas debidamente autorizadas, podemos decir que a pesar de la crisis ha habido unos ingresos constantes con grandes volúmenes de materiales

Partimos de unos registros de una veintena de entradas por año. En el año 2008, hubo 26 entradas destacando las excavaciones programadas en El Salero de San Pedro del Pinatar y en Algezares, Murcia; mientras que en el año 2009, con 21 altas, destacan los materiales de los yacimientos prehistóricos argáricos de Coy en Lorca, Monteagudo y Bagil en Moratalla, o los romanos de la mansio de La Paloma, en El Palmar-Murcia.

Durante el siguiente año, 2010 aumentaron el número de ingresos hasta 38, siendo las más importantes de época medieval y moderna, como los de “Senda de Granada” en las cercanías de Espinardo-Murcia, o las derivadas de las prospecciones del nuevo aeropuerto de Corvera (Casa Manresa, Casa Lo Jurado…). Semejante panorama se mantiene en el año 201, con un número parecido de ingresos, cuando el cómputo asciende hasta 36. Este fue de incorporaciones de los materiales de algunos grandes yacimientos de la Región como Monteagudo, Senda de Granda, San Esteban, Cabezo del Tío Pio, Cueva Antón, Sima de las Palomas…

El progresivo incremento de ingresos se tradujo en el año 2012, con un total de 45 entradas, destacando las colecciones del Puerto de la Cadena, el Balneario de Archena y Los Villares de Murcia. Todavía va más allá el recuento del año 2013, hasta un record de 60 lotes ingresados en los fondos del museo, destacando el Santuario de la Luz, Pliego y Fuente Álamo. Sin embargo, ello se debe a la entrada de toda una serie de lotes muy abundantes de antiguas excavaciones en el centro urbano de Murcia, pero que no se incorporaron al MAM hasta este momento.

A partir del año 2014 las entradas ya no fueron tan numerosas como los años anteriores y retornaron a medidas de los primeros años de la reapertura del museo. En el año 2014, solo hubieron 21 ingresos destacando la campaña de excavación arqueológica en de Villaricos en Mula.
En el año 2015 se registran otros 23 ingresos, con los primeros decomisos judiciales, y los materiales de los yacimientos de Algezares en Murcia y Castillejo de los Baños en Fortuna.

Detectamos un pequeño descenso en el nuevo de ingresos en el año 2016, con solo 17 colecciones, aunque algunos tan significativos como el Abrigo del Pozo en Calasparra.
Finalmente, hasta julio del año 2017 experimentamos un nuevo incremento de los ingresos, alcanzando ya las 26 colecciones, entre las que únicamente destacaremos el lote de las recientes excavaciones en el yacimiento argárico de La Almoloya de Pliego.