Pedro Flores. Murcia, 1897- París, 1967

    Pedro Flores es uno de los artistas murcianos que ha tenido más proyección nacional e internacional.

    Su vida y su obra se inserta en un momento de renovación artístico-cultural y también de retroceso, al estallar la Guerra Civil.

    Pedro Flores formó parte de la Escuela Española de París junto con Pablo Picasso, Ginés Parra, Francisco Bores, Bréton y Antonio Clavé entre otros.

    Fue artista polifacético que utilizó diferentes procesos de creación.

    En su trazo reconocemos el carácter vital y apasionado del artista. Y en su temática predomina la añoranza que tenía a su tierra, Murcia.

Los años de aprendizaje

    El 5 de febrero de 1897 en la calle de Bodegones de Murcia nacía Pedro Flores García. Realizó sus estudios en el Colegio de los Hermanos Maristas y con los Jesuitas.

    Con tan solo 10 años entró de aprendiz en el taller de pintura decorativa de J. M. Medina, con el que decoraría el Teatro Circo Villar y los cafés Moderno y El Sol. Fue durante estos años cuando conoció a Luis Garay, que trabajaba como dependiente del establecimiento de ultramarinos de don Juan Antonio Garrigós, situado en la calle Trapería. Con él intercambió ideas sobre pintura.

    Frecuentemente Garay entretenía a Pedro Flores, ofreciéndole galletas, para poder alargar esas charlas sobre arte y en ocasiones el maestro Medina, cansado de esperar, tenía que ir a buscar a Pedro a la tienda.

    Con sus compañeros de generación: Joaquín, Clemente Cantos, Victorio Nicolás y Luis Garay coincidió en 1908 cuando decidió asistir a clases en la Academia de Bellas Artes de la Real Sociedad Económica de Amigos del País.

    Tras el cierre del taller de J. M. Medina, se dedicó junto con Garay y Victorio Nicolás a realizar litografías en la empresa  de don José Alemán. En estos mismos años abandona la Sociedad Económica y comienza a  recibir clases, en el Círculo de Bellas Artes, de los principales pintores de la época: Sánchez Picazo, Atiénzar Sala o Alejandro Séiquer entre otros.

    Aunque Pedro Flores es más conocido por su faceta de pintor, también se dedicó al retoque fotográfico con Luis Garay, aunque en horario de mañana, porque la tarde la dedicaba a pintar.

Período de gran actividad

    A partir de la década de los años 20 comienza su etapa más activa, ya que participa en numerosos concursos y exposiciones colectivas.  En 1927 obtiene un gran éxito de crítica en la exposición colectiva que realiza con Ramón Gaya y Garay en la Galería Dalmau de Barcelona. Desde 1928 hasta 1933 reside en París gracias a una beca concedida por la Diputación Provincial para completar su formación artística.

    Las influencias vanguardistas (Cubismo, Fauvismo y Expresionismo) que recibe durante su estancia en la capital francesa, quedan latentes en su pintura: uso de la geometría de las formas, sentido del orden y de la composición, así como el interés por el color intenso.

    Cuando regresa de Francia su primer destino es Madrid, donde realiza diversas exposiciones. Su obra aparece expuesta en la Sala de Honor del Salón de Otoño de Madrid junto a reconocidos artistas: Picasso y Solana. Más tarde se traslada a Barcelona, donde trabaja hasta 1939 como profesor de Dibujo del Instituto Balmes.

    Al final de la Guerra Civil tuvo que exiliarse en París por motivos políticos, donde formó parte, con Pablo Picasso, Ginés Parra, Francisco Bores y Antonio Clavé entre otros, de la Escuela Española de París.

    En su estudio de Montparnasse comienza su etapa de madurez, marcada por una incesante creación de obras de gran variedad: ilustración de publicaciones, cartones de tapicería para la manufactura de los Gobelinos y para Ascher de Londres, escenografías para el Teatro Nacional del Parque en Bruselas y para  la Ópera Cómica de París, además de numerosos óleos, técnica de la que nunca se separó totalmente.

    En 1962 regresa a su tierra Murcia para realizar la decoración de la cúpula del Santuario de la Fuensanta. En ella alude al tradicionalismo murciano, a sus raíces.

    Años más tarde regresa a París, donde permanece hasta su muerte en 1967.