Algezares. Fábrica de Licores Barceló
Algezares. Fábrica de Licores Barceló

En una edición anterior recordábamos la primera vez que Algezares se emancipó de Murcia disfrutando de su propio consistorio cuya andadura le duró de 1821 a 1823, apenas para tomarle el gusto.  De modo que pasados los años, aprovechó una segunda oportunidad que por cierto resultó mucho más ventajosa económicamente que la primera pues en esta ocasión se incluían en su término municipal Los Lages y Los Garres, alcanzando una extensión total de 1.955 Ha.

La nueva aventura política dio comienzo en octubre de 1836 y concluyó en 1849 (tras la petición de adhesión a Murcia hecha por los vecinos en diciembre de 1848) aunque en junio de 1847 Murcia le arrebató para su término los 1.150 habitantes de Los Lages y Los Garres con sus consiguientes ingresos.  Esta pérdida de impuestos acarreó graves problemas económicos al pueblo y a sus concejales.  Pero volvamos a los entusiastas primeros momentos de la experiencia para rememorar las reacciones de la gente y los principales acontecimientos que entre todos supieron protagonizar durante aquella etapa de autonomía. 

Una de las primeras tareas que se acometieron fue reparar el camino de Algezares a Murcia. Los terratenientes del término aportaron entre 12 y 16 maravedís por tahúlla y los vecinos entregaron su trabajo personal de forma gratuita durante los domingos y festivos.  Mientras tanto, el flamante consistorio elaboraba entonces su primer presupuesto, ligeramente superior a los 13.400 reales. 

Contaba entonces la localidad con unos Milicianos Urbanos que a pesar de estar encargados de la seguridad hacían la vista gorda al abundante contrabando.  Los alcaldes de este periodo fueron, entre otros: Alfonso Serón, Juan de la Cárcel Martínez, José Franco, Jerónimo García Baeza, Francisco Meseguer Sánchez y José Clemares Illán.  Sabemos que ejercieron de secretarios: Juan de Cintas, Antonio Ruíz, Manuel Salvador, José Segura, Manuel Salmerón y Mariano Fernández.

Los ingresos por consumo en los años cuarenta se elevaban a 23.321 reales y 30 maravedis.  Pero en 1848 y 1849, al perder parte del territorio, como ya hemos mencionado, dejó de cobrarse una parte importante. Las arcas se quedaron sin liquidez y Hacienda llegó a ejecutar contra los concejales a quienes embargó tierras en el azarbe de Roya, azarbe de Cotillas, azarbe del Ilico nuevo y acequia de Meana.  La persecución tributaria alcanzó también a decenas de vecinos cuyas casas fueron subastadas.  La relación de deudores que se publicó parecía un auténtico censo pues recogía los nombres de casi todo el vecindario de la época.  De este documento resultan especialmente interesantes hoy día los apodos que en ocasiones acompañaban la relación. Por ejemplo, Antonia Rosales (a) la Galinsoga; Diego Pérez (a) Rincones; Salvador (a) Gorrión; José Rubio (a) Tabaquero; José Tortosa (a) Melguizo; Juan Lacárcel (a) Juanola; José Rubio (a) Chapao; Juan González (a) Parpala; Juan Hernández (a) Cuco; Luisa Alemán (a) Pintasola; José Ibáñez (a) Aceitero; Joaquín de la Cárcel (a) Rampaño; José García (a) Peloso..., por mencionar unos cuantos.