Durante el siglo XIX se suceden de manera intermitente varias epidemias de paludismo, cólera y viruela, amén de episodios importantes de tuberculosis. En el periodo que nos ocupa, 1854 a 1856, Cartagena se ve amenazada por el 'cólera morbo'. Esta enfermedad, convertida en epidemia, afectó a toda España desde mediados del 54 y a lo largo de toda la etapa, convirtiéndose así en un factor más de desestabilización.

   En Cartagena no llegó a declararse la epidemia en estos años, bien porque la situación económica era mejor y por lo tanto no había desnutrición, bien por las medidas adoptadas por el Ayuntamiento o por simple buena suerte; o bien por todo al mismo tiempo. Las medidas tomadas por el Ayuntamiento fueron eficaces, sin lugar a dudas. Los cartageneros tenían experiencia en epidemias, por ello se centraron en:
-La organización de la Junta de Sanidad Terrestre (o municipal).
-La organización de la Junta de Sanidad Marítima, formada por médicos civiles y de la Armada.
-La organización de la Junta Farmacéutica.
-La creación de un fondo económico con dinero del ayuntamiento y con aportaciones extraordinarias de los contribuyentes a deducir de los impuestos municipales.
-La creación de un 'cordón sanitario' en torno a la ciudad, es decir, cerrar Cartagena a toda entrada o salida de gentes o mercancías que no sean con estricto control sanitario, ya fuese por tierra ( puertas de la ciudad) o marítimo a través del puerto.
-La adopción de medidas higiénicas, como proceder a aligerar la subasta y contrata  de ''retirada y limpieza de las inmundicias y lodos de los pozos negros''.

   Referente al ''cierre sanitario'' de la ciudad para prevenir el cólera, decir que estaba prohibido por una Real Orden recibida en Cartagena el 24 de agosto, a la que responde el Ayuntamiento pidiendo se revoque porque la medida en esta ciudad es totalmente beneficiosa. De todas formas, el municipio siguió acordonado hasta que pasó el peligro de invasión. Lo que viene a demostrar que el Ayuntamiento tenía las ideas claras al respecto. Recordar en este punto lo expuesto en el capítulo referente a las elecciones municipales. Era tal el terror que infundían estas epidemias, que muchos huían cuando olían el peligro de ellas. Así sucede con el alcalde y la mayoría de los regidores, incluso con los componentes de las Juntas de Sanidad. Les podía el miedo más que sus ideas y que el deber. Lo cierto es que desde la toma de posesión como alcalde del doctor Francisco Martínez López, sustituyendo a Gabriel Ruiz, que es relevado del puesto por el gobernador (ver pestaña Cortes), la toma de medidas se acelera. Finalmente, la epidemia no invade Cartagena, aunque sí otros lugares de la provincia. Por esta vez se había atajado el peligro. En acción de gracias, el Hermano Mayor del Hospital de Caridad (Sr. Fascio Rolandi) y la Congregación de los Cuatros Santos acuerdan celebrar una procesión hasta la Iglesia de la Caridad y desde allí a la de Santa María de Gracia.