Razones

    Un puerto natural extraordinario equipado, militar y mercantemente hablando, al completo, fue el imán que atrajo las bombas de la aviación Nacional. En la Base Naval de Cartagena fondeaba lo mejor de la Escuadra Española. Una vez comenzadas las hostilidades empezó a hacerlo de forma extensiva por todo el puerto, de manera que no se acumularan en ningún punto varias de las unidades de guerra.

    Así el acorazado Jaime I solía atracar en el dique de la Curra, al final, y más al principio del mismo dique el crucero Libertad. El crucero Méndez Núñez estaba en el club de Regatas, aunque algunas veces también atracaba en la Curra, mientras que el crucero Miguel de Cervantes amarraba frente al Hospital Naval, en el muelle Alfonso XII. La flota de destructores se dispersaba por los muelles del Arsenal, dique de la Curra, muelles de la zona de Santa Lucía (Figueroa, Pedreño, Rolandi). Y no eran raras las veces que había destructores en el centro de la dársena, o incluso fuera de las aguas interiores.

    Muchas unidades menores y auxiliares también iban ocupando distintos emplazamientos por los recovecos del puerto, dejando el muelle de Alfonso XII para la carga y descarga de buques mercantes. La zona del muelle frente a los tres tinglados era la más transitada por todo tipo de buques de distintos tonelajes, aunque la descarga de material de guerra recibida en el puerto de Cartagena solía realizarse directamente en el muelle de Levante del Arsenal.

Militarización

    Ya en septiembre de 1936 fue militarizado todo el muelle y sus aledaños, probablemente con el objetivo de aislar las descargas de material bélico que comenzarían pocas fechas después. Pero por empezar desde el principio, podemos decir que el vapor alemán Trapani, de 1.855 toneladas, fue el último buque en entrar en período de paz, haciéndolo el día 17 de julio desde Palermo, saliendo el día 18 para Hamburgo tras haber cargado fruta. A partir de ahí entraron 25 barcos más en el mes de julio de 1936, además del destructor inglés H-II el día 28 y el francés Albatros el 31. Estos buques de guerra recogieron personal extranjero de la plaza de Cartagena, saliendo el 29 y el 31 de este mes, respectivamente.

    El mes de agosto fue un mes de mucha actividad mercantil con grandes barcos como el Ita que luego fue requisado en el Puerto de Mazarrón, el Amboto Mendi, el W. Strachan noruego, el Cabo Creux, el Recca italiano, el Aldecoa requisado también, el Campeche y el Elcano. La presencia militar también quedó reflejada en los registros de entrada, como el día 7 el destructor José Luis Díez, el 8 el submarino B-5 y el destructor alemán LU, o el 24 que lo hicieron el destructor inglés Galatea, el submarino B-6 y el acorazado Jaime I. Todo tipo de cargas entraron y salieron, pero aún no había empezado a recibirse el material de guerra.

    En los meses de septiembre y octubre de 1938 sí se recibieron buques con material de guerra en el puerto de Cartagena, que como se ha indicado, entraban directamente a las instalaciones del Arsenal, para realizar las labores de descarga. También entraron otros buques de carga que no pasaron por la aduana.

    Las recepciones de material de guerra del mes de octubre se dispararon con la llegada de varios vapores rusos que trajeron aviones con destino a los talleres de montaje de la Base Aeronaval de Los Alcázares, completaban su carga tanques, material ligero y otras armas de todo tipo.

Gran número de traslados

    En este mes de octubre son numerosas las entradas de buques que el informe del año 1940, sobre entradas y salidas en el puerto de Cartagena, citaba como realizadas a las órdenes de la Base Naval, sin pasar por la aduana y directamente descargadas dentro del Arsenal. Ejemplos son el Campomanes, SAC nº 8, Tramontana, requisado, Campilo entrado el 8 y que quedó en la base a su servicio, Río Sil, Svinta noruego que descargó en el Arsenal, América, y uno curioso, el Monte Toro que salió el 13 llevando material de guerra a Almería. Seguimos con el Zorroza, A. de Satrústegui, Villa de Madrid, Campalans y Vicente la Roda.

    Además de este imponente tráfico intervenido, el movimiento de los buques de guerra también se multiplicó en este mes. Las instalaciones del puerto estaban acondicionadas para esta subida de actividad y el carácter militar de la Base Naval la había hecho acreedora desde el comienzo de los años 30, de una defensa de costa imponente y de una barrera antiaérea espectacular, que se concretaba en seis baterías antiaéreas de cuatro cañones Vickers 105/43.5 mm:

  • Batería n.º 1: Roldán

  • Batería n.º 2: El Conejo

  • Batería n.º 3: Los Dolores

  • Batería n.º 4: Sierra Gorda

  • Batería n.º 5: Atalayón

  • Batería n.º 6: Cabo Negrete

    Este creciente tráfico no se limita al ámbito militar, por ejemplo se registró la salida del oro del Banco de España por el puerto de Cartagena el día 25 de octubre, fecha en la que salieron, además, los vapores rusos con el siguiente cargamento:

  • Kim: 2.100 cajas. Entró el 18 y salió el 25

  • Volgoles: 983 cajas. Entró el 21 y salió el 25

  • Neva: 2.697 cajas. Entró el 22 y salió el 25

  • Hindu: 2.040 cajas. Entró el 26 y salió el 29

    Los datos de las cajas son del magnífico libro de González Echegaray sobre la Marina Mercante en la Guerra Civil. Suponemos que el barco denominado Hindu en el listado, era en realidad el mercante Kursk, de 5.801 toneladas, que llegó a Odessa cuatro días después que el resto de la caravana dorada, que lo hizo el 2 de noviembre.

    La enorme actividad bélica del puerto de Cartagena y la gran facilidad con la que se realizaban las descargas y el traslado a Los Alcázares y otros lugares, no pasó desapercibida para el mando Nacional que no tardó en organizar varios bombardeos contra estas instalaciones portuarias, el Arsenal y la estación del FF.CC.