Rafael de los Ríos con su familia recibiendo un premio
Rafael de los Ríos con su familia recibiendo un premio

    Rafael de los Ríos se introdujo en el mundo de la Semana Santa casi sin quererlo. Él regentaba la imprenta y los vecinos del municipio iban allí a consultarle sobre todos los temas de la Semana Santa, ya que la gente del pueblo quería tener su propia fiesta religiosa. Le preguntaban cómo hacer las túnicas, si podían usar los cartones de la imprenta para hacer cucuruchos, etc. Pese a que nunca fue presidente del Cabildo, "por falta de tiempo", sí que contribuyo, con Miguel Mirón de Castro como Alcalde, en gran medida al nacimiento de las procesiones, su organización y la distribución de los tronos y los pasos. Lo más difícil al principio fue asignar los pasos y los tronos, según Rafael.

    En un principio hubo sólo dos agrupaciones, la del Santo Sepulcro y la agrupación de San Juan Evangelista. La primera de ellas se encargaba de los tronos de la Virgen de la Piedad y del Santo Sepulcro, y la de San Juan se ocupaba de los tronos de la Virgen de los Dolores, San Juan, La Piadosa Mujer Verónica y del Cristo del Perdón. A Rafael se le ocurrió la idea de distribuir los pasos por gremios o asociaciones. Los más complicados, fueron la Virgen de la Piedad que finalmente asumió la Asociación de las Amas de Casa, la Piadosa Mujer Verónica que asignó a los constructores, la Virgen a los propietarios de los bares, el Cristo Resucitado a los gitanos de San Pedro, etc.

Llamativas comprobaciones

    Contaba Rafael una anécdota con respecto a las procesiones. La talla del Cristo del Perdón fue un regalo anónimo. El cura D. Manuel dijo que la talla sólo podría recibir culto si era de madera maciza. Existía la duda de si podía ser de escayola por dentro por lo que se le realizó una "biopsia" a la escultura a la altura del riñón. Efectivamente, era madera.

    Para conseguir financiación, Rafael consiguió que se subieran las entradas del cine, "por orden de la autoridad gubernativa" con el fin de sacar 50 céntimos por cada entrada para las procesiones. Ha habido años en los que por diversas cuestiones las procesiones han estado a punto de no salir. Él siempre ha luchado por mantener esta gran tradición. La financiación de las procesiones ha sido siempre difícil y ha supuesto desde recaudar donativos de puerta en puerta a recibir subvenciones municipales. La primera de las subvenciones fue con Francisco Munuera como alcalde que dio 15.000 pesetas. "Lo justo para pagar a los músicos y las flores". Después esta suma subió a 20.000 pesetas con el alcalde Miguel Mirón de Castro.

Semana Santa

    Siendo alcalde Félix Martínez, en 1965, se disolvió el Cabildo de Procesiones de Semana Santa. Entonces la Juventud de Acción Católica, con José García Campillo al frente, acudió a pedir al alcalde que se volvieran a organizar. El alcalde, que les amenazó con cárcel puesto que en aquella época estaban prohibidas las manifestaciones, les dijo que no tenían apoyo de nadie de la antigua Junta. Entonces Rafael de los Ríos acudió en su ayuda afirmando que podían contar con su apoyo. Rafael sabía dónde contratar la música, cómo organizar los pasos, etc.

    Pese a los más de 50 años que trabajó por la Semana Santa pinatarense, nunca ha presidido ninguna procesión "precisamente por eso, porque no tenía tiempo, siempre estaba organizando. Esta dedicación se me ha recompensado con el nombramiento como Hermano Honorario 2007, por parte de la Agrupación de la Virgen de la Piedad".

Anhelos

    Explicaba que el estilo de las procesiones es cartagenero. Éste se distingue por el paso de los nazarenos. Todos los penitentes caminan de forma sincronizada, explicaba Rafael. Firme defensor de la Semana Santa pinatarense afirmaba: "Sería justo que nuestra Semana Santa fuese declarada de Interés Turístico Nacional, son más de cincuenta años ya". Las procesiones de Jueves Santo y Viernes Santo son las más vistosas, según Rafael: "Para mí la Piedad, la Verónica, la Virgen, el Nazareno y el Sepulcro son los tronos más emblemáticos de nuestra Semana Santa". Conservaría tradiciones como los gaiteros que son tradicionales y típicos, además se entristecía de que los gitanos no mantuvieran, como hasta hace unos años, su propio paso procesional. Era algo único que sólo ocurría en San Pedro del Pinatar. Rafael de los Ríos se definía como amigo de mantener las tradiciones, sobre todo de las tradiciones que son únicas en su pueblo.

Pasión por la tauromaquia

    Desde los seis años de edad acudía con asiduidad a los toros. Su padre, gran aficionado taurino, le llevó "con la merienda" por plazas de toda España. Recordaba con cariño que fue con su padre a la plaza de El Puerto de Santa María, en Cádiz, porque decía el torero que quien no ha visto toros allí, no sabe lo que es una corrida. "Fue sensacional, igual que en la Maestranza de Sevilla o Madrid". Ha asistido a todo tipo de corridas, desde la clásica que era de Domingo Ortega, Manolete y Arruza, tres grandes toreros, hasta las de los novilleros de hoy.

    Retransmitía las corridas de toros en las televisones locales y emisoras de radio. Confesaba que muchos le confundían con Matías Prats. "Las corridas de toros hay que saberlas contar para hacerlas amenas". Decía Rafael que "no hay toreros buenos o malos, los hay que valen y los que no valen."

Susana Pérez-Albacete Pérez