Biografía

Bautizado en la parroquia murciana de San Nicolás de Bari, José Antonio Rodríguez nació en la capital de Murcia el 30 de mayo de 1868. Era hijo de José Rodríguez y Carmen Martínez, familia que regentaba un taller de joyería.

A los dieciocho años se trasladó a Madrid para iniciar sus estudios de arquitectura, comenzando en el curso 1886-1887. Durante un año el tifus lo alejó de los estudios pero parece que, siendo muy aficionado a la música, aprovechó ese lapsus para aprender a tocar el violín.

El 29 de julio de 1893 quedaba expedido su título  de arquitecto, Rodríguez contaba con treinta y cinco años de edad. En su último año de carrera había conocido en Madrid a Dolores Moreno Grau, cuyo padre era de Ojós. Con Dolores formó una familia con cuatro hijos, llegando a compartir estudio en la calle murciana de San Nicolás con el mayor de ellos, perito agrícola.

Ya en Murcia Rodríguez trabajó como ayudante de Justo Millán, arquitecto a quien consideró siempre su maestro. No es de extrañar que en 1897 Millán, que ya tenía previsto volver a su Albacete natal, recomendara a su discípulo para sustituirle en la Diócesis de Cartagena para realizar los trabajos de supervisión de obras en iglesias y conventos.

En Murcia Rodríguez alternaba con lo más granado de la burguesía local, como las familias Peña, Guirao o Cerdá, con quienes compartía también días de asueto en La Ribera. Fue fundador y presidente de la Cofradía del Cristo del Perdón y  en su procesión de Semana Santa solía portar estandarte. Llegó a tener la confianza del obispo Miguel de los Santos Díaz y Gómara quien, durante la Guerra Civil en 1936, le confió joyas y reliquias de valor que el arquitecto guardó enterradas en una propiedad de Ojós.

En noviembre de 1901 Rodríguez sería nombrado arquitecto municipal, sucediendo en el cargo a Pedro Cerdán. Y a partir de esta fecha comenzaban también sus proyectos particulares, algunos de ellos tan renombrados como la Casa Diaz Cassou en la murciana calle de Santa Teresa.

También dispuso de los cargos de Arquitecto Diocesano, Presidente de la Sociedad de Mejoras y Urbanización de Murcia y fue asimismo miembro de la Real Academia de San Fernando. Murió en Murcia víctima de una neumonía el 18 de diciembre de 1938.

 

Obras

Una de las primeras obras de Rodríguez sería el edificio, sito en la plaza de Santa Catalina de Murcia, para las oficinas del Banco de España. El arquitecto optó por unas líneas bastante clásicas y sencillas en la ordenación de la fachada, la utilización del ladrillo, que por entonces surgía con fuerza en obras de Madrid, es lo más reseñable de este proyecto.

En 1902 firmó el proyecto para Pedro Díaz Cassou de su casa familiar, proyecto que no estaría exento de complicaciones ya que tras comenzar las obras fue obvio que la línea de fachada cortaba  una salida de aguas pluviales. Tras la corrección de los fallos de diseño se continuaron las obras en 1906 y dieron como resultado una de los escasos ejemplos de arquitectura modernista de la ciudad de Murcia. José Antonio Rodríguez afrontó con brillantez el diseño de un estilo en el que no profundizaría mucho más en su vida profesional.

La Casa Díaz Cassou destaca por esos detalles que personalizan este tipo de construcciones, como su mirador semicircular con ornamentación modernista, la balconada superior del mirador o las ménsulas que sostienen este chaflán, donde quedan talladas las letras del nombre de la familia propietaria.

Un edificio que contrasta en estilo con esta casa modernista es su proyecto de 1910 para la Diócesis, el hospital para sacerdotes conocido como La Convalecencia, sede actual del rectorado de la Universidad de Murcia. Un edificio de estructura casi barroca por el movimiento de su fachada pero  en la que el ladrillo y la piedra en recercos de vanos impone un clasicismo heredado del XIX pero reinterpretado por el arquitecto.

Dentro de su labor como arquitecto diocesano también se encuentra el campanario del monasterio de la Virgen de las Huertas de Lorca, destruido en 1901, en el que Rodríguez optó por un estilo neomudejar con la utilización del ladrillo, aportando el uso del hormigón y el hierro en su confección.

Mantuvo una estrecha relación profesional con Pedro Cerdán, que sería jefe de obras del proyecto de la Convalecencia; en el Mercado de Verónicas se escogería para los interiores el proyecto de Rodríguez mientras que la fachada, como ya sabemos, sería el diseño de Cerdán.

José Antonio Rodríguez, en torno a 1914, realizó lo que es considerado como su proyecto más ambicioso. En la actual calle murciana Acisclo Díaz se levanta el edificio conocido popularmente como Los Nueve Pisos. Teniendo en cuenta la trayectoria del arquitecto y lo que en aquel momento se construía en nuestra región, este edificio supuso toda una novedad estética y un nuevo concepto de edilicia, un aprovechamiento mayor del suelo urbano proyectando hasta nueve pisos en altura. Pese a la novedad, el proyecto no fue bien entendido en la Murcia del momento y hasta se consideró una extravagancia, pero Rodríguez cambió su registro estético, utilizó de nuevo el ladrillo y los recercos pero abandonó los cánones clásicos y ofreció en balconadas y vanos una estética que puede compararse a la que aparecería varias decenas de años más tarde; sólo la azotea con pretil pétreo mantiene el aire de las viejas estructuras del XIX.

Una de sus últimas obras sería la Casa Cerdá, en la murciana plaza de Santo Domingo, proyecto de 1936. Una de las pocas obras de corte modernista que quedan en la capital de la provincia. Rodríguez mezcló en esta obra varios conceptos de diseño, hecho que la convierte más que en  modernista en obra ecléctica. Su esquina achaflana con cúpula nos retrotrae al modernismo pero las pilastras adosadas, las columnas pareadas, las lineas de balcones de piedra y la alternancia en la cubierta de los vanos son toques de aire neorenacentista.

La obra de Rodríguez fue variada en estilos, historicismo, eclecticismo y modernismo, y abundante en número. Para Murcia diseñó también comercios como La Alegria de la Huerta o la Ferreteria Guillamón, panteones en el Cementerio de Nuestro Padre Jesús, chalets y casas particulares en La Alberca o La Ribera, en Alcantarilla su mercado público (que tardó años en ser construido con su proyecto) y en Abarán el Teatro Cervantes.