Biografía

El arquitecto Juan José Belmonte y Almela nació en Murcia en 1808. Sus primeros estudios, antes de marchar a Madrid, los realizó en la Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia, donde recibió clases del arquitecto Manuel Alcazar. Fue aprobado por la Academia de San Fernando como maestro arquitecto el 6 de noviembre de 1836.

Ya en Murcia, en 1837, participó en las obras de fortificación de la ciudad, siéndole asignado el distrito que comprendía desde el Huerto de San Nicolás hasta las Cuatro Piedras del Malecón. Pronto comenzó su relación con el Conde del Valle de San Juan, en 1840, siendo uno de sus principales clientes, para quien trabajó en propiedades de Murcia y probablemente en otras que el conde disponía en inmediaciones de la ciudad.

Una de las particularidades de Belmonte, quizá debido a su pasión por la historia, es que fue de los primeros arquitectos en firmar proyectos en los que presentaba, caso de ser remodelaciones, la fase “estado actual” en croquis y la proyección futura de rehabilitación; en algunos proyectos también solía hacer repaso de la historia del edificio.

En 1850 seguía impartiendo las clases de dibujo lineal, perspectiva y ornato en la Sociedad Económica. En 1859  obtenía la plaza de Arquitecto Provincial de Murcia, y en 1866 era nombrado Académico de Mérito por San Fernando. En 1869, tras haber perdido su cargo como Arquitecto Provincial y recuperarlo más tarde, era secretario de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Murcia. También fue Arquitecto Director de la Brigada de Zapadores y Bomberos.

La actividad intelectual de Juan José Belmonte hizo de él un arquitecto muy interesado en los aspectos más humanistas y en lo que esto podía influir en el desarrollo de las ciudades. Su interés por las artes le permitió escribir biografías de Salzillo y Villacis y diversos artículos sobre otros maestros de la pintura. Belmonte cedió su colección de pintura a la Diputación Provincial y trabajó por aumentar la colección de pintura de Murcia, solicitando al Museo Nacional obras de Hernández Amores, Valdivieso y Ruipérez Bolt.

Se mantuvo en activo hasta el ultimo momento, falleció en 1875.

Obras

Antes de involucrarse en obras de gran calado, y como era habitual ya entre la comunidad de arquitectos, Belmonte tuvo que hacer en 1844 informes sobre el estado de ruina de edificios de Murcia, en su caso se encargó de la parroquia de San Nicolás. También participó también en un informe conjunto con otros colegas sobre el estado de la Casa Teatro.

En 1848 propuso al Consistorio de Murcia la creación de un plano geométrico de la ciudad, su propuesta se aceptó y el proyecto sólo debía cubrir los gastos indispensables ya que Belmonte no quería devengar honorarios. Este mismo año, el 17 de noviembre, sería nombrado Arquitecto Titular tras la dimisión de Santos Ibañez, la suya fue la única candidatura.

Del mismo año de 1848 es también su obra más conocida, el edificio del Ayuntamiento de Murcia, obra promovida por el entonces alcalde de la ciudad Salvador Marín Baldo ante la situación de semi ruina del edificio que era utilizado por el Consistorio. El proyecto de ayuntamiento de Belmonte se basó en una profunda reforma del edificio del XVIII que acogía el Concejo. El planteamiento y diseño estuvo basado en las ideas neoclásicas que aún imperaban en la estética del momento, aunque con ciertos matices. El edificio de planta cuadrangular se dividió en tres pisos con balaustrada en la cornisa, los ventanales marcan la división horizontal y vertical, de arco rebajado en el primer piso y adintelados en el segundo y tercero, pilastras sólo en las esquinas que abarcan los dos pisos superiores y cuatro columnas para la zona central, donde queda la gran balconada, coronaba el edificio con un frontón triangular con reloj que, en su día, llegó a tener un carillón analógico. Los toques más neoclásicos quedan precisamente en la balconada, ya que Belmonte dispone en ella óculos y un ventanal con arco de medio punto de inspiración palladiana.

La actividad de Juan José Belmonte en obras particularidades fue abundante y todavía se puede ver en calles céntricas como Trapería 33-35, otras han desaparecido y sólo quedan los planos custodiados en archivos. En cualquier caso mostró cierta evolución en su estilo, pasando de una división en los bajos de los edificios con almohadillados pronunciados y recercos en ventanales y puertas, a imitaciones de sillar menos voluminosas en las plantas bajas y esquinas más redondeadas.

Merece especial mención su trabajo con el al alcalde Salvador Marín Baldo, con quien trabajo mano a mano en una serie de iniciativas para cambiar la faz dieciochesca de Murcia y dotarla de los servicios de la que estaba claramente carente. Los planes de remodelación incluían dotar a la ciudad de una Casa Consistorial en condiciones, un Mercado público, una Cárcel, un Juzgado de Primera Instancia u ornatos funcionales como un puente. Pero todo estos proyectos quedaron paralizados por la epidemia de cólera de 1854, momento en el que el mismo Belmonte abandonó la ciudad para poner a su familia a salvo, circunstancia que le costó la pérdida de su titulo de Arquitecto Municipal.