Biografía

El nombre de Jaime Bort, tras diversos devaneos historiográficos que no querían otorgarle la titularidad de esta obra, está unido a la pieza arquitectónica por excelencia de Murcia: el imafronte de su iglesia catedral. Pero la vida profesional de Bort se ha podido completar con algunas obras y proyectos más.

De su vida hay escasa información, con seguridad se puede ya afirmar que nació en torno a 1693 en Castellón, en la parroquia de Cuevas de San Mateo, hijo de Vicente Bort y Marcela Meliá. Su formación es desconocida pero se entiende, por la fecha de su nacimiento, que debió respirar toda la progresión de la arquitectura en Valencia, abierta a un barroco tardío lleno de influencias internacionales; la presencia de decoradores italianos como Ponzanelli o Bertessi determinaron el gusto por una arquitectura lujosa donde la escultura no sólo era un elemento integrador sino inspirador de formas y volúmenes, tendencia que se propagó por Levante.

Aunque Bort no pudiera haber conocido al autor de la fachada de la catedral de Valencia, Conrad Rudolf, su trabajo en esta obra sin duda debió dejarle una impronta. Aún sin saber quién fue su maestro, está claro que Bort estuvo rodeado de las tendencias italianas de los Bernini y Guarini y también de las alemanas y francesas de la corte de los Borbones, además claro de las particularidades ibéricas.

Antes de 1725 llegaría a Cuenca donde contraería matrimonio con Antonia Redondo Ladrón de Guevara, con quien tendría dos hijas, María Vicenta y Petronila. En Cuenca fue maestro mayor de la Catedral y Arquitecto y Fontanero del Ayuntamiento.

Su primera visita a Murcia fue en 1736, ciudad a la que llegó por el interés del Cabildo por solucionar los problemas de la fachada del templo catedralicio. Junto a Sebastián Feringán revisó la situación de la fachada y su informes debieron convencer a las autoridades eclesiásticas porque, tras pedir los permisos correspondientes en Cuenca, se trasladó a Murcia en torno a 1737.

Se instaló en una casa del barrio de San Miguel y el Cabildo le otorgó una pensión anual de doce mil reales más otros mil por el arrendamiento de su casa y otros pagos de traslado. Durante su estancia en Murcia Bort diversificó su trabajo al ser requerido para otras labores, algo que le costó más tarde tensiones con el Cabildo. También se sabe que admitió a su cargo a diversos aprendices de oficio, como Juan Damián o Juan Martínez Reina.

En 1748, por requerimiento del Marqués de la Ensenada, se trasladó a la Corte para trabajar en los Sitios Reales, momento en el que aún no se había concluido el famoso imafronte murciano aunque quedaba en la ciudad su hermano Vicente, que se ocuparía de la conclusión del mismo. La llamada a Madrid tuvo como objetivo principal el aprovechar de Bort su experiencia y conocimientos en obras hidráulicas. Su estancia en la corte le permitió, comisionado por el rey, hacer viajes por Europa para empaparse de la estética que por entonces recorría el continente. Bort ya no volvería a Murcia y fallecería en Madrid en 1754.

Obra

Aunque de manera lenta y algo dificultosa se han podido desentrañar los trabajos de Bort en Murcia, porque este maestro de obras y escultor fue algo más que el autor del imafronte de la catedral de Murcia.

Junto a la famosa fachada queda otra obra de gran repercusión: el Puente Viejo que unía la vieja ciudad amurallada y el actual barrio del Carmen, por entonces barrio de San Benito. La conclusión de este puente fue parte de un programa urbano necesario y potenciado por el entonces corregidor Antonio Heredia Bazán, formaba todo parte de un plan para evitar desbordamientos del Segura y participaba de los ideales de renovación urbana de los Borbones.

Las primera trazas del puente, de Toribio Fernández de la Vega, no habían comenzado hasta 1718, habían quedado detenidas, por lo que el corregidor en 1739 le otorgó el proyecto a Jaime Bort. Tras unas modificaciones en 1740 ya estaban concluidos los dos arcos y el pretil. Mientras se realizaba este puente se le consignó también la obra de la Contraparada, obra que también había sufrido numerosos parones en su construcción.

En marzo de 1741 Bort se trasladó a Lorca para revisar el proyecto de una conducción de agua desde la Fuente del Oro, y desde Murcia enviaría sus planos, donde figuraba la canalización y el abrevadero. En 1743 eran las autoridades de Albacete las que solicitaban su presencia para unas obras  hidráulicas. No es de extrañar pues que la Corte lo requiriera para este tipo de obras de ingeniería, como el puente de San Fernando o el de Trofa, aunque no todas las obras de ingeniería de Bort están documentadas, debieron ser considerables en su curriculum.

En el catálogo de obra civil de Bort se encuentran la Plaza y Ayuntamiento de Cuenca y el Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz, obra que puso sobre plano en 1739 pero que más tarde sería modificada y llevada a cabo por otros arquitectos. En Murcia también se ocupó de un proyecto funcional como el antiguo matadero, del que aún se conservan en el jardín de Floridablanca su portada de ingreso.

Uno de los proyectos de Bort para Murcia, a la par que su participación en el Puente Viejo, fue de carácter urbano, se trataba de la que hoy día es conocida como Plaza Camachos, que por entonces debía ser una plaza para espectáculos taurinos. Así, el Concejo solicitó al arquitecto un proyecto que iba destinado, no solo a la plaza de espectáculos, sino a la construcción de viviendas en una zona que, de manera natural, constituía la zona de ensanche de la propia ciudad. Bort presentó un proyecto de plaza ovalada, edificios de alzado de tres plantas sobre planta baja porticada y cubierta a dos aguas con ventanales a modo de mansardas. Esta plaza nunca fue llevada a cabo, los permisos y venta de solares de la zona se eternizaron y, finalmente, el proyecto que sí se construyó fue una sencilla plaza cuadrangular.

La obra de Bort se movió de proyectos de un barroco ostentoso y escultural a planificaciones mucho más sencillas y funcionales donde los conocimientos de ingeniería del castellonense se impusieron, a pesar de que sus habilidades como cantero y escultor de piedra siempre le hicieron aspirar a proyectos de gran calado que, por circunstancias, apenas consiguió.