La arquitectura romana no hizo una mera transposición de tipologías arquitectónicas griegas y etruscas a la urbe. Roma aportó la ingeniería como disciplina que podía desarrollar nuevos elementos arquitectónicos y dar un paso más en los heredados. Si la arquitectura griega era adintelada, como lo había sido casi buena parte de la arquitectura antigua, Roma recuperó el arco de medio punto que ya habían utilizado babilonios y etruscos, y lo desarrolló para crear nuevas cubiertas y espacios. Y a los logros técnicos estructurales habría que sumar las innovaciones en los materiales de construcción como el uso de la puzolana en el hormigón, lo que lo convertiría en un hormigón aligerado muy versátil.

La ingeniería aplicada a la arquitectura hizo de las estructuras romanas elementos que debían ser, antes incluso que elementos estéticos, edificios que vinieran a cubrir las necesidades sociales. El romano es el arte urbano por excelencia, es el instrumento socializador, el que aúna un concepto de vida que estará por encima de las tradiciones locales de las colonias o de las propias sociedades colonizadas. A los templos heredados de Etruria y Grecia, y evolucionados por Roma, se unirán las basílicas, los foros, los teatros, los circos, los monumentos funerarios, los baños públicos, etc.

Es tal la cantidad de restos de época romana que se ha podido percibir la permeabilidad del estilismo romano antiguo. Las distintas provincias romanas aportaban en muchas ocasiones sus propios elementos estilísticos, haciendo que el aspecto decorativo de la arquitectura romana antigua sea amplísimo.

La colonización del territorio murciano fue efectiva ya tras el final de las Guerras Púnicas dado que su salida costera era muy interesante para los intereses expansivos de la republica romana y la riqueza de sus áreas mineras proporcionaría al futuro imperio interesantes dividendos.

La arquitectura romana dejó en Murcia ciertos ejemplos destacables que formaban parte de la evolución estructural propia de ciudades y pequeñas urbes. Además de las villas, los baños y termas son los ejemplos más numerosos de arquitectura conservada. De hecho, casi todos los baños termales existentes en Murcia conservan, en mayor o menor cantidad, restos de estructuras romanas. Es precisamente en los complejos termales donde se puede observar la utilización de los ámbitos abovedados como uno de los grandes aportes de la arquitectura romana.

Los Baños de Alhama, los de Fortuna, los de Mula, los Baños de Archena… todos ellos tienen restos de composición romana en los que se pueden observar las plantas de distribución de los baños, con sus distintas salas de ambientes fríos o cálidos. A estos ejemplos, que han pervivido en el tiempo por la importancia de sus aguas de manantial, habría que sumar los restos arqueológicos de otras termas y baños, algunos de ellos dispuestos en villas y en algún punto urbano.

No es baladí hablar de las termas romanas como ámbitos artísticos porque los ejemplos más imponentes que han sobrevivido nos demuestran que en muchas ocasiones estos ámbitos, especialmente los públicos, se convertían en zonas de ocio muy ornamentadas y decoradas, ya fuera en los mosaicos de sus pavimentos o en las esculturas que podían poblar las salas. No debemos pues ver en los baños romanos un simple espacio público, sino un buen ejemplo de exhibición estética romana en el conjunto de la urbe.

Sacra Cantero Mancebo