Las pinturas rupestres son representaciones muy básicas, sin profundidad o perspectiva,  ni elementos que muestren un entorno más o menos reconocible. Animales y figuras antropomorfas son el común denominador de estas pinturas que muestran perfiles rellenados de color, sombras que, en ocasiones, aprovechan los relieves pétreos para aprovecharse de algún efecto de volumen.

Las técnicas de la pintura rupestre muestran un repertorio diverso que va desde las simples digitaciones con pigmento y las pinturas en negativo (contornos de manos, etc) hasta las escenas de caza más versátiles y las representaciones abstractas más peculiares. Y no siempre la cronología está detrás de estas diferencias técnicas, marcando algún tipo de evolución, ya que de las pinturas naturalistas más cercanas a la realidad se pasa a la abstracción esquemática. En los ejemplos murcianos podemos ver este salto cualitativo, de los ejemplos levantinos naturalistas, como los Abrigos de la Cañaica del Calar, a los esquemáticos, como las pinturas de la Solana de la Pedrera.

La paleta de colores utilizada era muy limitada, ocres, rojos, negros y amarillos, aquellas tierras que estuvieran en el entorno de los pintores, que pudieran ser recogidas bien húmedas por estar cerca de cursos fluviales o secas. La arcilla y minerales como la hematina y el óxido de manganeso podían ser pigmentos útiles. Además de las tierras el carbón y la sangre podrían constituir también pigmentos.

Los colores eran molidos con piedras en caso de presentarse en rocas minerales o terruños. El aglutinante o medio de mezcla para el color podía ser agua, algún tipo de resina o grasa, ya fuera mezclado antes de pintar o tras extender el pigmento sobre el soporte. En algunos casos, podrían aplicarse blancos calizos previos al pigmento que prepararían la superficie para hacerla más porosa y ayudar a fijar el color.

El arte rupestre es sin duda la primera manifestación de creación artística conocida del ser humano. Aún quedando abierto el debate de si los hombres del Neanderthal llegaron o no a producir algún tipo de elemento artístico, se entiende que es con el Homo Sapiens cuando el ser humano comienza a manifestar interés por las representaciones de su entorno.

Gracias a los aceleradores de partículas y a la espectometría de masas se pueden hacer cálculos sobre la cronología de las pinturas rupestres. El análisis de los pigmentos puede establecer la edad de las mismas y situarlas en su preciso momento histórico. Aunque ha habido hallazgos pictográficos propios de épocas de glaciaciones, existe un consenso a nivel mundial sobre el hecho de que la mayor parte del arte rupestre es posterior a las glaciaciones.

Además del análisis científico que establece la cronología de las pinturas queda el análisis del significado de las pinturas, su interpretación e identificación de elementos. Hay una considerable variedad de calidad pictórica y de estilos, pero la razón de las representaciones rupestres supera las meras connotaciones estilísticas, ¿qué pretendían los pintores rupestres?

En ocasiones, y como podemos ver en los mismos ejemplos de Murcia, las escenas naturalistas en las que animales y seres humanos quedan representados, podrían limitarse a la mera reproducción de la vida cotidiana de las sociedades prehistóricas. La mayor parte de las veces, los animales y los arqueros parecen formar parte de escenas de caza, pero en otras ocasiones, a veces por la dificultad a la hora de interpretar ciertos elementos, las escenas parecen ser parte de un unas creencias religiosas y místicas que convierten las pinturas en parte de ritos de iniciación o rituales chamánicos.

Sacra Cantero Mancebo