La obra gráfica siempre ha constituido un estímulo importante en Cristóbal Gabarrón, utilizándola para investigar la creación de nuevos conceptos e imágenes, gracias a las múltiples técnicas y los numerosos materiales que este campo pone a su disposición.

La serigrafía, xilografía, punta seca o el aguafuerte han constituido la base del desarrollo de una línea de esculto-pintura, en la que aplica directamente el color e incorpora elementos plásticos inicialmente alejados del gradado.

Mediante esta técnica mixta, el artista murciano consigue crear diferentes ángulos de visión al espectador, añadiendo así una mayor simbología a su obra.

De este modo Gabarrón sigue transmitiendo aquí su crítica consciente del mundo y sus gentes, a pesar de ser un tipo de trabajo muy diferente al que el artista suele realizar en sus cuadros, murales o esculturas, contando estas obras con una personalidad y reconocida identidad.