Salvador Jacinto Polo de Medina (1603-1676)

Murcia ha contado en su historia con varias generaciones de artistas plásticos y literarios de gran valía, y en el caso de la literatura el Siglo de Oro la repercusión de la personalidad y obra de Saavedra Fajardo inspiraría a futuros escritores como Salvador Jacinto Polo de Medina.

Fue un autor que participó de la literatura humorística del XVII de Góngora y Quevedo, sin dejar de ahondar en la calidad de su verso y prosa. En 1713 la Real Academia Española lo incluye en un diccionario de autoridades, tras años en los que sus obras eran continuamente reeditadas.

A pesar de no ser un autor conocido dentro de Murcia, la obra de Polo de Medina tendría una gran repercusión en el panorama literario español cuando autores como Gerardo Diego y José María Cossío, de la generación del 27, ahondaran en su obra satírica y en su faceta culterana y galante.

Su obra sería estudiada de manera honda en el pasado siglo XX por diversos autores y editores, como Celaya, José Ricardo Morales en Chile, Octavio Paz, José Manuel Blecua o Jean Bourg.

Biografia:

Nació un 15 de agosto de 1603, cerca de la Catedral de Murcia, y aunque de orígenes humildes debió ganarse el aprecio y apoyo de alguna familia destacada. Hizo estudios en el seminario de San Fulgencio y fue uno de los discípulos preferidos de Francisco Cascales.

Durante su juventud participó en las tertulias literarias organizadas en el palacio de los marqueses de Espinardo, mecenas y protectores de Medina. Este interés por la literatura lo llevó en 1630 a Madrid, donde conocería los círculos de Lope de Vega, a través del cultivo de su amistad con Juan López Montalbán, Castro o Anaya.

Y es en la imprenta madrileña del padre de su amigo Montalbán, Alonso Pérez, donde publica dos de sus obras, Academias del jardín, inspirada en sus vivencias en las tertulias del palacio de los Espinardo, y El buen humor de las musas, su obra satírica más celebrada.

En 1636 se traslada a Orihuela buscando editor para su Hospital de incurables, obra inspirada en los Sueños de Quevedo. Pero en este mismo año es requerido por el recién nombrado obispo de Lugo y anterior canónigo de la catedral de Murcia, Juan Vélez de Valdivieso, del que sería secretario en la diócesis gallega y en la de Burgos. Cuando Valdivieso volviera a la sede de Cartagena como nuevo obispo en 1645, Polo de Medina lo seguiría hasta Murcia una vez más como secretario.

En 1646 (en 1638 había sido ordenado sacerdote) fue nombrado rector del Seminario de San Fulgencio, puesto que ocuparía durante varios años.

Tras publicar su última obra relevante en 1657, un compendio moral dedicado al marques de Espinardo, A Lelio. Gobierno moral, pasaría sus años de vejez al servicio del Señor de Alcantarilla Alfonso Usodemar y Fajardo, Regidor de Murcia, como administrador y capellán. Y sería en Alcantarilla donde moriría en 1675, siendo enterrado en la iglesia murciana de Santa Catalina, de donde era hermano de su Cofradía de San Ildefonso.

Obra:

Son varias las obras de Polo de Medina desde la aparición en 1630 en Madrid de sus libros más conocidos, Academias de Jardín y El buen Humor de las Musas.

Con Academias de Jardín, cuya inspiración surgió tras los encuentros de crítica literaria en el palacio de Espinardo, el autor sigue el esquema de Bocaccio en el que una reunión de personajes da lugar a una miscelánea compuesta de versos propios y ajenos en los que abunda la critica literaria y social.

Influencias estilísticas

El buen humor de las musas debe mucho al estilo humorístico de Góngora y, paradójicamente, también a los usos literarios del gran antagonista de este, Quevedo. El autor hizo alarde de las hipérboles aplicadas a los roles, defectos físicos etc., de los recursos humorísticos propios del Barroco, de los romances, de la sátira social y literaria, de un sinfín de elementos conjugados con gran maestría que colocaban la obra de Polo de Medina entre las más apreciadas de la tradición del Siglo de Oro español.

Con obras posteriores como Ocios de Soledad, descrita como su obra más brillante, Polo de Medina compone en silvas un poema dedicado a la vida retirada en el campo, un tema ya recurrido por Quevedo o Fernández de Andrada. En versos perfectos llenos de barroquismo el autor hace, además, gala de querencia de patria chica, haciendo alusión a los alrededores de Murcia como lugar ideal para el disfrute de los parajes de campo.

Culteranismo

Con sus fábulas de Apolo y Dafne, y la de Pan y Siringa, la diana de Polo de Medina pasa a ser uno de los momentos álgidos del culteranismo de la época, una escuela que recuperaba las imágenes clásicas de Ovidio, si bien las alusiones del autor serán completamente satíricas haciendo con ello una crítica explicita a esta corriente tan de moda en la época. Con esta obra Medina creaba una nueva creación literaria: la fábula mitológico-burlesca.

Hospital de incurables, de 1636, bebió de la inspiración de Quevedo y sus sueños, en especial del dedicado a fantásticos viajes al Infierno, viajes que servirían al autor murciano para hacer una aguda crítica a la sociedad de su tiempo, en una obra breve pero amena.

Su Jacinto a Lelio. Gobierno de la moral, aunaría prosa y verso en una temática común en la época, las obras dedicadas a algún amigo o noble, en este caso el señor de Alcantarilla Usodemar y Fajardo, con indicaciones y aseveraciones sobre cómo debería ser un correcto comportamiento moral. Aforismos y sentencias combinadas con una poesía perfecta.



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