Ramón Alonso Luzzy

Pintor de lienzos y papel, de grandes y pequeñas obras, de naturalezas muertas, retratos, figuras, ilustraciones, litografías...

El mundo pictórico de Ramón Alonso Luzzy se sumerge en cualquiera de estos universos con una gran maestría, aunque fueron esencialmente sus facetas como muralista y, de manera muy especial, como paisajista, las que le dieron prestigio y le otorgaron un valor reconocido.

A lo largo de su vida fue experimentando nuevas técnicas y perspectivas que se ven reflejadas en la evolución de sus cuadros plasmando en ellas emociones personales que busca interpretando la realidad que contempla.

Para sus actividades decorativas utilizará varias técnicas a tenor de la expresividad que desee mostrar en cada momento, así como también tendrá en cuenta el emplazamiento final en el que quedará perpetuada la obra. De esta manera Luzzy utilizó pintura plástica sobre cemento, temple a la caseína, óleo sobre lienzo, acrílico sobre madera o pintura cerámica sobre baldosín, usada también frecuentemente para pinturas al aire libre. Además, el artista cartagenero se preocupó mucho por la conservación de sus obras, estudiando cuáles eran los materiales y técnicas que cada fin requería para ello.

Los paisajes de Luzzy, una ventana a la que asomarse

Más intimistas son sus paisajes, a los que dirigió una mirada diferente. De Luzzy se ha dicho que ha sido un topógrafo poético, un paisajista consumado y esencial, un mirador de lujo. Todos estos apelativos vienen dados por esa especial forma de contemplar aquellos parajes por donde se mueve, principalmente los de su tierra y sus alrededores, consiguiendo darles forma interior y expresar su esencia tal y como él la siente. Con el tiempo va creciendo en Luzzy la idea de que la naturaleza no se copia sino que su pintura es un trabajo memorístico de las impresiones que ésta causa.

El color y la presencia constante de luces y sombras popularizaron sus pinturas al aire libre, donde las líneas onduladas otorgan una unidad horizontal del entorno matizando cada rincón observado. Los tonos plasmados en sus cuadros caminan hacia los ocres, blancos, azules, rojos, naranjas, amarillos, verdes, violetas, acometiendo difuminadas líneas del mar que confunden cielo y tierra o luminosos y coloridos parajes de la sierra minera. Los objetos de su pintura casi siempre se movieron en el entorno que él conocía también, el de La Manga, Portmán, el Algar, La Palma¿ haciendo de sus obras ¿manchas de color que inundan de claridad toda la tela¿.