ÁNGEL PINA NORTES, PINTOR DE SU ENTORNO

Ángel Pina Nortes empezó su recorrido pictórico hace ya más de medio siglo con tan solo 14 años y él mismo se describe como un pintor impresionista, pero de estilo propio y creador. También se declara costumbrista, con sus reconocidas figuras y por sus característicos mofletes rojizos.

En su pintura se refleja la alegría de una geografía y ese sentimiento colectivo de lo barroco los colores y la intensa luz que todo lo modela, vibrante y cegadora hasta el paroxismo. Su pintura se ciñe al ámbito de sus vivencias, a los hechos. pero sobre todo a los personajes con los que comparte su existencia. Hay en su pintura un humilde deseo de congelar aquellos valores que parece que tienden a desaparecer.

Es frecuente en el paisaje del pintor, la casa de la huerta rodeado por esa geometría ejemplar del agricultor que cuida la tierra con el mismo primor que el pintor la reproduce. Casas de la huerta, escenas costumbristas, fiestas populares, con la desbordante alegría de unas escenas cargadas de añoranzas por inexistentes, con trajes regionales que nos transportan a una felicidad idílica, a una huerta que el pintor ha querido engalanar como testimonio de una tierra que nunca fue totalmente así, pero que Ángel Pina Nortes ha querido enseñar, con la libertad que esgrime la pintura, una arcadia sencilla, recatada, lírica y alejada de toda realidad.

Ángel Pina Nortes recoge la tradición de la pintura costumbrista que desde tiempo de los Brueghel ha sido representada, con mayor o menor acierto. Un género que muestra las fiestas populares con los lugareños (Bando de la Huerta, Semana Santa), los personajes anónimos como protagonistas en el disfrute de sus tradiciones, de sus fiestas, de sus costumbres y sobre todo de su tierra, Murcia.

En sus cuadros el paisaje nos recuerda siempre lo que fue, o lo que va a dejar de ser. Hay como una poética denuncia de ese paisaje de la huerta murciana que próximo a la ciudad fue absorbido por el crecimiento urbano.