Mirar la obra de Pagán es mirar el futuro porque su trabajo se halla en sintonía con una corriente de expresión muy actual que viene irrumpiendo con la fuerza de los vientos que soplan de popa y favorecen las buenas travesías. Una travesía de éxito que resulta fácil augurar gracias a valores técnicos y estéticos de indiscutible solidez.

     Trazos seguros, correctos, certeros, dibujan sumisos la voluntad firme de su autora, texturas diferentes y atrevidas junto a una riquísima paleta, vienen garantizándole su principal talento como artista, su gran capacidad de comunicación. Es difícil sustraerse a la invitación de sus lienzos que cargados de luz y color, de joven alegría, de fuertes emociones y sentimientos, mueven con sorprendente facilidad otros en quienes los contemplan.

Dedicatoria de Mariano González Beltrán