El Bautista en el desierto [Pedro Orrente Jumilla]
El Bautista en el desierto
Pedro Orrente [Pedro Orrente Jumilla]
Pedro Orrente

     Pedro Orrente Jumilla nació en Murcia en 1580, un 18 de abril, si bien el diccionario de Profesores de Bellas Artes de Baquero Almansa situaba en la ciudad de Montealegre su nacimiento, ciudad que hoy día pertenece a Albacete y en la que descendientes del artista habrían vivido, hoy sabemos que fue bautizado en la Iglesia de Santa Catalina de Murcia, gracias al hallazgo de su partida de bautismo.

    Pedro Orrente, hijo de Jaime de Horrente, mercader de origen marsellés establecido en Murcia, donde se casó con Isabel de Jumilla. La amistad que mantenía el pintor Juan de Arizmendi con su padre pudo ser la base de su formación inicial.

     Se sitúan en Murcia sus primeros años de formación, encontrándose ya en 1600 en la ciudad de Toledo. Por esta época debió viajar a Italia, donde trabajaría en el taller de Leandro Bassano en Venecia, entre 1604 y 1612. Después de este viaje sus estancias se distribuirían entre las ciudades de Murcia, Sevilla, Valencia y Toledo.

     Entre 1626 y 1631 su actividad en Toledo sería la más importante, destacando la amistad trabada con el hijo de El Greco, Jorge Manuel Theotokópoulos (fue padrino de bautismo de dos de sus hijos).

Primeros encargos

     Los numerosos encargos que el pintor recibía fueron seguramente la primera razón para sus continuos traslados. En Toledo comienza en 1611 con un encargo que Bautista Maino no llegó a realizar, San Ildefonso dándole el velo a Santa Leocadia, encargado por el cabildo y que constituiría su primer gran triunfo pictórico.

     En Murcia hasta Polo de Medina en sus Academias alabó el arte del pintor, fue nombrado familiar del Santo Oficio y compuso numerosas obras como un Buen Pastor para el convento de San Francisco y una Virgen con el niño, ubicado primero en la capilla del Corpus Christi de la catedral y después en la de San Fernando.

     En Valencia en 1616 pintó su famoso San Sebastián, para la iglesia catedral y entabló relación y aprendizaje con Pablo Pontons y Esteban March. Una Anunciación, una Visitación, una Huida a Egipto... Sus obras para la ciudad levantina fueron muy numerosas.

Olivares

     En Cuenca fue el maestro de García Salmerón y en el hospital de Santiago de la ciudad dejó un Nacimiento. En Córdoba pintó un Santo Tomás incrédulo para su catedral y en Sevilla trató con el conocido pintor y tratadista Pacheco. En Madrid podría haber entablado amistad con el Conde Duque de Olivares, Valido de Felipe IV y el hombre más poderoso de España en esos momentos. De vuelta a Toledo, volvió a pintar numerosas obras como la Adoración de los pastores o un San Juan Bautista, además de su único autorretrato.

    Residiría más tarde en Valencia hasta el momento de su muerte el 19 de enero de 1645, siendo enterrado en la iglesia de San Martín.