Nicolás de Villacis y Arias (Nace en Murcia el 9 de septiembre de 1616- y fallece el 8 de abril de 1694)

Uno de los pintores que figuran dentro del panorama de la pintura barroca española del sudeste fue el murciano Nicolás de Villacis y Arias, alguna de cuyas obras se conservan en monasterios murcianos y en el Museo de Bellas Artes de la ciudad.

Barroco murciano

La producción pictórica del Barroco en Murcia no se puede considerar de gran trascendencia, excepto en obras puntuales, debido, entre otras razones, al gusto que primaba por ornamentar los lugares sacros con maderas labradas y doradas. De ahí, que pintores como Villacis supongan una excepción a una regla no escrita que determinó en gran medida el desarrollo de las artes en la región.

Pocas noticias

La vida y obra de Nicolás Villacis es poco conocida, actas notariales y documentos legales son el mayor aporte a las noticias que sobre él se tienen, y su obra sólo ha podido registrarse en una pequeña proporción, siendo muchas que le son atribuidas sin una confirmación radical.

Pese a las contradicciones de muchas fuentes, se ha determinado su fecha de nacimiento en 1616, en función de una partida bautismal de la Iglesia de Santa Catalina. Fue hijo del matrimonio formado por Nicolás Alonso Blanco de Villacis, mercader de telas, Depositario General de la ciudad y Jurado, y Juana Martínez Arias, descendiente de hidalgos extremeños.

Aunque se desconocen con detalle sus primeros estudios y guías artísticos en Murcia, algunas fuentes destacan un viaje a Madrid entre 1632 y 1636 que le daría la posibilidad de conocer la obra de Diego de Velázquez. Quizá fuera el gran maestro de la pintura española barroca el que le aconsejaría trasladarse a Roma para completar sus estudios, siguiendo el mismo periplo que el realizara.

Estancia italiana

En Roma conocería a Franceso Torriani, entre 1639 y 1640. La amistad con este pintor lo haría seguirlo hasta la localidad helvética de donde era oriundo Torriani, Medrisio.

Su relación con Francesco Torriani fue también consecuencia de su matrimonio con la hermana de éste, Antonia, con quien se casaría en 1643, acabando por establecerse en Como, donde abriría taller. De esta etapa son conocidos unos encargos del Sacromonte de Varallo.

Pero en Italia no tendría fortuna Villacis, lo que lo obligó a volver a Murcia en 1650. En estos años el padre del pintor había enviudado y se había recluido en el Convento de los Trinitarios, donde llegaría a tener fama de buen iluminador y amanuense.

Primeros encargos

Durante la década de los cincuenta del siglo XVII las noticias sobre Villacis son, sobre todo, de carácter jurídico, debido al pleito entablado con su padre por la herencia materna, pleito que acabaría con los años por enfrentarlo también con sus hermanos.

Pero también recibe encargos, si bien no muy trascendentes. En 1654 el Concejo de la ciudad le encarga un mapa que pudiera ilustrar la devastación de la última riada, en 1657, y tras ingresar en la Cofradía del Rosario doraría una peana para sus fiestas. En 1659 la ciudad de Aspe le encarga la pintura y dorado del retablo mayor de la parroquia.

En 1661 Nicolás Villacis recibe el encargo que más importante de su obra pictórica: la decoración de la capilla mayor del templo conventual de la Trinidad. De estos frescos sólo quedan algunos fragmentos que el pintor Juan Albacete recuperó tras la ruina del templo, expropiado durante la desamortización de Mendizábal.

Influencias

En estas pinturas murales se observan las posibles influencias que Villacis recibiría tras sus visitas a Roma y Lombardía, en concreto la de obras muy dedicadas al ilusionismo pictórico de los Cortona y Lanfranco.

A la muerte del rey Felipe IV, en 1665, Villacis participó en los trabajos para celebrar las exequias del rey dorando y pintando mazas y cotas de los Reyes de Armas. Cuatro años más tarde, en 1669, fallecía su esposa.

Atribuciones

De estos años pueden ser unos cuadros atribuidos al pintor, un Santa Clara, que queda en el monasterio dedicada a la santa en Murcia, y una Virgen de la Soledad, así como un San Bruno que custodia el museo de la catedral.

En 1680 el pintor seguía trabajando, aunque es difícil atribuirle cuadros, tan sólo un retrato del Corregidor Pueyo, conservado en la ermita del Pilar, cuya fundación patrocinó el mencionado Corregidor.

Últimos momentos

Ya envejecido y con achaques el pintor otorgó testamento en 1693, falleciendo un año después, concretamente el 8 de abril de 1694, siendo enterrado en la parroquia de San Lorenzo de Murcia, donde desde hacía años le esperaba el lugar para su eterno reposo, muy cerca de uno de sus hijos, fallecido a los seis años.