La libertad de expresión define su obra. Su estilo es el realismo, en un momento en el que la moda es  ir contracorriente. Lo que con los años le lleva afirmar que lo que pasa de moda es la propia moda, y que en el arte no hay corrientes, ni escuelas, ni estilos que lo definan.

Con respecto a las temáticas, para Falgas el paisaje es un encuentro con la naturaleza. Aunque afirma no tener preferencias a priori, tan sólo necesita sentirse cautivo por una instantánea, indistintamente de que esta sea un paisaje o un rostro. Ese sentirse cautivo o quedar tocado muchas veces viene de la infinitud del paisaje en su perspectiva.

Los bodegones de Falgas

Falgas es uno de los más inspirados pintores de bodegón. Con relieves y modulaciones capta las luces y los contrastes. Tal y como afirma uno de sus cronistas, los bodegones de Falgas tienen el atractivo de aquellas cosas a las que el arte infunde una personalidad que es vida a pesar de su inercia objetiva.

Entierro de la Sardina y otras fiestas:

La serie de cuadros sobre el Entierro de la Sardina muestra la magia de la noche en una brillante cabalgata a través de sus personajes. Destaca la oscuridad nocturna bajo la luz de las antorchas y las tracas. La magia de esa mezcla de luz y oscuridad crea un ambiente de misterio.

En su repertorio también se incluyen instantáneas de otros momentos populares, como la Virgen de la Fuentasanta, el Viernes Santo o Los Coloraos. Falgas también ha sido un pintor de la belleza huertana, en el que destaca el uso del color.

Asimismo, también realizaría el cartel de feria de Murcia en 1994, así como el de Yecla en ese mismo año, a lo que seguirían distintas acuarelas sobre las fiestas de la Virgen de esa localidad.

El paisaje árabe:

Otro de los escenarios que capta el interés de Falgas es el mundo árabe, su paisaje y su pueblo. El zoco, la mezquita, la plaza del poblado y el público que llena esas calles ofrecen un mundo de colores y luces que ocupará gran parte de la obra pictórica de Falgas. Alguna de sus colecciones, como la agrupada bajo el título Pinturas sobre España Arabe, muestra una colección de paisajes donde no se ha borrado la huella del pasado musulmán.

Ese afán por captar nuevos paisajes le lleva a conocer Marruecos, entre otros destinos, en los que encuentra tanto la belleza del desierto, como el de la vida bulliciosa de las medinas.

También los retratos ocuparon en esa faceta de su obra un lugar importante, destacando, entre otros, la serie de retratos de los directores del Instituto Egipcio de Estudios Islámicos.

La luminosa luz de Murcia

Murcia ocupa un lugar importante en la obra de Falgas, como no podía ser de otra manera debido a su origen, concretamente carmelitano. Su obra habla al espectador de los rincones de una Murcia más sosegada y alejada del bullicio. Es la Murcia más genuina de la Plaza de las Flores y de muchos de sus rincones más especiales y bien conocidos por los murcianos.

La profundidad de los retratos

Sus retratos encierran el misterio de la revelación. Falgas considera que un buen retrato exige tal cantidad de aciertos, que sólo se puede conseguir con una técnica muy depurada y personal. La excelencia conseguida en sus retratos le lleva a ser considerado por muchos como pintor de retratos, caracterizados por esa estética en la que predomina el equilibrio de forma y color.