José María Falgas Rigal, (22 junio de 1929 - 25 enero 2021)

Hasta 1936, asiste al colegio de Monjas Carmelitas de Murcia, fecha en la que es cerrado por orden del Gobierno de la República. De este año son sus primeros dibujos. Durante tres años es su padre el que le enseña a leer y demás conocimientos elementales. Es en esta época cuando se ve un manifiesto y una inclinación y gran facilidad para el dibujo.

En agosto de 1945 pinta su primer cuadro al óleo y comienza su exitosa carrera.

Si hubiera que definir en pocas palabras su obra sería difícil escoger las adecuadas. Un hombre sencillo, como lo definen quienes bien lo conocen, aunque severo y autocrítico con su propia obra.

La profundidad y prolija obra de Falgas se caracteriza por su poesía y luminosidad. En lo más profundo, un canto a la libertad de expresión. Libertad que, como diría Falgas, no es muchas veces como la gente cree. La libertad en el artista es interior, es su propia libertad sobre su tiempo. Por eso sus cuadros son algo más que unas imágenes, conteniendo un mensaje cifrado que hay que saber leer.

Y es que tal y como ha sido definido, su mensaje plástico es de los que hacen pensar, meditar y gozar al mismo tiempo que transmite al contemplador de su obra un fuerte optimismo ante la vida.  Como persona, una fuente inagotable de vitalismo y comprensión.

A diferencia de su obra, Jose María Falgas se define a si mismo sin matices. Viajero incansable, alimenta su cosmovisión a través de los descubrimientos permanentes que enriquecen su obra no sólo con temáticas nuevas, sino con vivencias que plasma tanto a través de su obra pictórica como de la poesía y la novela.

Falgas -apátrida del arte, tal y como también ha sido definido por José Belmonte Serrano, y pintor de veracidad, según Jerónimo García Ruiz- aúna en su obra de manera complementaria su particular visión del mundo y la existencia humana, todo ello bajo su ansiada persecución de la excelencia pictórica. Más allá del retrato o del paisaje hay una visión personal del mundo que recrea y que, además de reflejada en sus cuadros, también queda evidente en sus escritos.

Nereida Cea Esteruelas