Emilio Thuillier
Emilio Thuillier

El Teatro fue también durante los últimos años del siglo XIX y principios del XX una fuente de financiación para algunas instituciones necesitadas en tiempos concretos de general escasez; fue el caso por ejemplo de hospitales como los de Moratalla y Caravaca. Pero también fue un recurso para obras pías de grupos o asociaciones de aficionados locales.

En muchas poblaciones las representaciones tenían lugar en cualquier patio o corral (Mula) cuando todavía no se disponía de local apropiado a tal fin. También era frecuente que si la iniciativa para la construcción del teatro era municipal, el edificio acabara tomando el nombre de un actor local, regional o nacional. Son buenos ejemplos de ello el Concha Segura (Yecla); Estrella Gil (Moratalla); Guerrero-Mendoza (Blanca); Thuillier (Caravaca) y Balart (Pliego), Pastor Rubira (Calasparra). Sin embargo, cuando se construyó a iniciativa privada, solía llevar el nombre del inversor: Rosa y Monje (Totana); Vicente (Molina) o Templado (Abarán). Pero para hacer honor a toda la verdad, también los hubo que echaron mano de la imaginación y denominaron a sus coliseos: Salón Azul (Cieza); Salón Novedades (Totana), Teatro Moderno (Mazarrón, Jumilla, Abarán, Calasparra), etc.

La afición por el arte escénico fue tan importante en todas partes que raro era el pueblo que no tuvo en algún momento una o varias compañías de aficionados. Formaban parte de estas compañías miembros de las familias pertenecientes a la elite local, algo que no debe extrañar si tenemos en cuenta que el índice de analfabetismo eran enorme y éste sector de la población era al fin y al cabo el que "sabía leer". Pero si existe un común denominador de la absoluta totalidad de los pueblos estudiados, es la existencia de grupos de teatro infantil, desde Cieza hasta Alhama y desde Águilas hasta Yecla; algunos de ellos llegaron a realizar representaciones fuera de sus fronteras locales o inmediatas.