Santuario
A partir del siglo XVII -y tras adaptar parte de las dependencias de la fortaleza- se comenzó a consturir el Santuario con el objeto de custodiar y adorar la Santísima y Vera Cruz ,“Lignum Crucis”, que se guarda en el interior de un relicario.
De fachada chrurrigueresca realizada con mármoles de Cehegín, el Santuario se encuentra dentro del antiguo alcázar musulmán, conservando la planta heptagonal. El templo actual fue construido a partir de 1617, sobre la base del primitivo, siendo el autor de la traza Fray Alberto de la Madre de Dios. Se inauguró en 1703, aunque su portada no se finalizó hasta 1750. Su planta es de cruz latina con tres naves longitudinales. Sobre los laterales se ubica el órgano.
La capilla mayor consta de dos cuerpos, donde se encuentra el Presbiterio. Allí se encontraba el retablo renacentista de Hernando de Llanos, antes de su traslado, que fue el primero del santuario que hoy está expuesto en partes en el Museo de la Vera Cruz.
El edificio, influenciado por el Renacimiento herreriano, sigue las directrices marcadas por Juan de Herrera en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Representando su fachada una de las obras más espectaculares del barroco del siglo XVIII.