La música y el baile popular en la Región de Murcia han sido cultivados tradicionalmente por un importante número de hombres y mujeres, caracterizándose por sus variantes y matices, así como por su rica y genuina expresividad que aun puede apreciarse en la actualidad.

Cantando en el campo

La dura jornada laboral del jornalero agrícola apenas permitía respiros. Pero cada faena tuvo en el campo su cantar interpretado por el labrador para hacer más llevaderos los trabajos cotidianos acompañado de sus bestias (“la yegua”, “el macho”, mulas) con las que entraba en perfecta sintonía.

Por lo general, este tipo de cante melismático se entonaba en la soledad del trabajador, sin ningún tipo de instrumento musical. La forma métrica empleada solía ser la cuarteta octosilábica, utilizando el género de la malagueña como estructura. En el mes de junio el “trillaor” entonaba los denominados cantos de la trilla.

Ajustados a calendario

Sujetas a un calendario festivo anual, las cuadrillas de música participaban de forma mayoritaria en el ciclo de Navidad (entre el 8 de diciembre y el 2 de febrero) en el que acontecían durante las Misas de Gozo y de Gallo; los tradicionales cantos de aguilando en el campo de Cartagena; las animeras o “aguilandás” en el campo de Caravaca y Moratalla; o los aguilandos y pascuas en las tierras del Guadalentín, Sierra Espuña o Vega Media, Alta, Valle de Ricote y Altiplano murciano.

Al llegar los días de Navidad, desde la festividad del Nacimiento hasta el 28 de diciembre con los Santos Inocentes los músicos de la cuadrilla acompañados de la mayordomía salían con el estarte y una mula para recoger todas las dádivas que los vecinos ofrecían al llegar a casa interpretando los sonidos propios de la Pascua. Era este el momento elegido para realizar algún baile organizado por los mayordomos y los propietarios del caserío o cortijo, avisando a vecinos y familiares para bailar y divertirse al son de la jota, la malagueña y la parranda.

Uno de los días más significativos en la vida campesina era la festividad de los Inocentes, 28 de diciembre. En esa fecha se acudía a la ermita o iglesia para recibir las bromas de la mano de los Santos Inocentes, personajes alegres, con desparpajo, provistos de vara de mando y sombrero con adornos, que realizaban bromas a todos los vecinos antes y después de Misa. Dentro de los actos organizados ese día se celebraba el denominado Baile de ánimas, de pujas o inocentes. En él se solía subastar el baile al mejor postor, eligiendo éste lo que quería bailar siendo la jota, seguidilla o fandango en caso de querer baile suelto; o vals, pasodoble, o mazurca si le apetecía un baile “agarrao”.

En la festividad de los Reyes también se celebraban importantes bailes. Por la mañana la Cuadrilla interpretaba sonidos tradicionales propios de este tiempo y ya en la tarde acontecía el Baile de Reyes.

A lo largo de ciclo navideño las romerías y fiestas dedicadas a los santos patronos, San Antón, San Fulgencio, la Candelaria o San Blas, se celebraban en gran parte de los núcleos campesinos de Murcia, siendo el sonido de la rondalla, cuadrilla o banda de música, el protagonista.

A lo largo del año, y alejados ya de las fiestas o ritos, solían organizarse bailes privados o celebraciones en cortijos y casas de labradores. Tras la faena del campo y con el buen tiempo era común reunirse para pasar una agradable velada al son de los sonidos emitidos por la guitarra, el violín, la pandereta y la voz, para darle forma y vida a las mudanzas realizas por la bailaora.

Instrumentos musicales

Los instrumentos musicales han sido confeccionados en la Región de Murcia durante siglos por maestros artesanos para poder desarrollar bailes, fiestas y rituales petitorios en tiempo de Navidad. Entre los instrumentos autóctonos murcianos destaca el tambor y las panderetas realizadas en piel de cabra con aros de madera; las postizas, talladas en madera de jinjolero con adornos en flor; o los instrumentos de cuerda, construidos en palosanto, cedro o ciprés, tocados por grupos de folklore, cuadrillas o rondallas.

Los herreros y forjadores producían los instrumentos relacionados con el hierro (campanillas, campanas o platillos) siendo destinados para los grupos de ritual festivo tales como cuadrillas y auroros.