Raros y cálidos vientos místicos recorrieron nuestra Región los siglos XII Y XIII. La duda de la realidad al estilo platónico, tal como la concebimos, arraigó en las fértiles tierras murcianas con el nombre de Abul-Abbas al mursi.

Este sufí se plantea si el mundo no es otra cosa diferente, si los ojos nos engañan y han de ser otras percepciones internas que debemos despertar para poder VER.

Ver con los ojos internos, avanzar y evolucionar aprovechando las experiencias que la vida nos ofrece.

Parra ello nuestro hombre se hace austero, cultiva el amor y llega a la mística sufi si bien con respeto y tolerancia hacia las formas religiosas externas. Esto le conduce hacia la sabiduria y la verdad, buscada y hallada en Alejandría, donde dejó su cuerpo en 1287.